Se ven bonitas pero ¿Son dañinas las auroras boreales vistas en México?
Auroras boreales en México: belleza visual sin riesgo, pero con desafíos tecnológicos. | Foto: Especial

Las auroras boreales en México ofrecen un espectáculo visual único, aunque conllevan desafíos tecnológicos debido a la actividad solar.

La noche del 11 de noviembre de 2025, México fue testigo de un fenómeno único: las auroras boreales se hicieron visibles en varias regiones del norte y centro del país.

Lo que generalmente se observa solo en latitudes cercanas a los polos, apareció en estados como Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California, Durango, San Luis Potosí, Zacatecas e incluso Jalisco.

El cielo se iluminó con tonos verdes, rojos, rosas y morados, sorprendiendo a miles de personas que disfrutaron de un espectáculo natural raro en suelo mexicano.

Este evento fue resultado de una tormenta geomagnética severa, causada por una eyección de masa coronal (EMC) del Sol.

La intensidad de la tormenta expandió la “zona auroral” hacia latitudes mucho más bajas de lo habitual, permitiendo que el país fuera escenario de un fenómeno que, para muchos, parecía imposible de presenciar en estas latitudes.

La explicación científica de este fenómeno, según diversas fuentes especializadas, indica que el Sol expulsó una gran cantidad de partículas cargadas que, al llegar a la Tierra, interactuaron con el campo magnético y penetraron en la atmósfera.

Al chocar con moléculas de oxígeno y nitrógeno, liberaron energía en forma de luz, generando los colores característicos de las auroras.

Por su parte, la UNAM, a través del Instituto de Geofísica y el Laboratorio Nacional de Clima Espacial, explicó que este fenómeno fue anticipado y comunicado a Protección Civil, destacando que estamos en un periodo de máxima actividad solar (2024–2026), lo cual incrementa la probabilidad de que auroras se repitan en latitudes poco habituales como México.

¿Qué efectos traen?

Es crucial diferenciar entre el espectáculo visual y el fenómeno que lo causa. Las auroras boreales no son dañinas para la salud humana: lo que vemos son luces generadas por la interacción de partículas solares con la atmósfera, y esa luminiscencia no representa ningún riesgo directo para quienes las observan desde tierra firme.

Organizaciones certificadas como la NASA o la Agencia Espacial Europea descartaron que el suceso represente un riesgo inmediato para la salud humana. Sin embargo, el alcance del fenómeno refleja la fragilidad de nuestra tecnología frente al poder del Sol.

En este sentido, las próximas horas son decisivas, dado que existe la posibilidad de que ocurran nuevas eyecciones capaces de agravar la tormenta solar.

Lo realmente riesgoso es la tormenta solar que las origina. Estas tormentas geomagnéticas pueden afectar sistemas tecnológicos como satélites, telecomunicaciones, GPS y redes eléctricas.

En vuelos de gran altitud, especialmente en rutas polares, la radiación puede ser más significativa, y para astronautas fuera de la atmósfera terrestre, el riesgo es directo.

La explicación científica confirma que estamos en un ciclo solar de alta actividad, lo que abre la posibilidad de que fenómenos similares se repitan en los próximos años.

Para México, lo ocurrido fue un hecho histórico y un espectáculo memorable que maravilló a miles de personas y puso de relieve la fuerza de la naturaleza, que nos recuerda la necesidad de seguir atentos estos ciclos, ya que pueden traer consigo tanto belleza como desafíos.