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El Barcelona impuso en el José Alvalade con la ley del mínimo esfuerzo en un partido en el que el que los de Valverde no brillaron a merced del gran desempeño defensivo de un Sporting que desactivó a Messi.

Pero la manta de los de Jorge Jesús no era lo suficientemente larga, y todo lo que brillaron en la faceta defensiva no les llegó para la ofensiva. A pesar de disparar entre fuera y a puerta más que el Barcelona, Ter Stegen tuvo una noche absolutamente plácida en la que solo tuvo que trabajar en una acción ante Gelson.

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Primera parte de dominio académico de los cules, que llegaban con frecuencia a la frontal de Rui Patricio sin generar demasiado peligro. Paró el meta portugués, pero no fue excesivamente exigido ni en un remate centrado de Messi de cabeza ni en uno de Suárez por encima de su meta.

Destilaron más peligro de hecho, dos acciones en las que no llegó a intervenir por buena acción de su defensa, en una cabeza providencial de Mathieu para impedir la tijera de Suárez en área pequeña y en un bloqueo de Coentrao ante un tiro franco de Messi en las mismas inmediaciones tras deshacerse con un recorte magistral de Coates.

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No tuvo ninguna acción de excesivo peligro el Sporting, siendo la más destacada de sus visitas al área de Ter Stegen una que acabó en ridículo, en un piscinazo de Doumbia en la frontal del área para pretender un penalti de Piqué que acabó con amarilla y lesión para el delantero, que tuvo que dejar su puesto a Bas Dost antes del pitido final.

El encuentro quedó resuelto en el cuarto minuto de la segunda parte. En una falta innecesaria de Acuña, Messi la colocó en el corazón del área para que el balón entre piernas, cabezas y rebotes tocara en Luis Suáres y luego en Coates, que no pudo hacer nada para no meter el balón en su propia porteria en lo que era el cuarto autogol del que se benefician los culés en lo que va de temporada 2017/18 en todas las competiciones.

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Todo hacía presagiar que la resistencia de los portugueses se iba a venir abajo tras el gol pero como su esfuerzo era meramente defensivo la película no cambió demasiado, salvo un toque de corneta, más por empuje que por otra cosa, que tuvieron los de Jorge Jesús en la segunda parte y que supo cortar Valverde de raíz con la entrada de la piraña Paulinho por un agotado Iniesta que fue de lo mejor de los culés mientras le duró la gasolina. El propio Paulinho pudo hacer el segundo en una arrancada marca de la casa en la que se plantó en el mano a mano que le acabó ganando Rui Patricio.

Y el partido llegó a su final con ese exiguo 0-1 que hace que el Barcelona permanezca como líder de su grupo en 90 minutos de fútbol que no pasarán a la historia.