La basura rodea el Templo del Santo Niño en Morelia, reflejando descuido urbano y falta de respeto al patrimonio cultural.
Entre las calles Corregidora y Nicolás Bravo, en pleno corazón del Centro Histórico de Morelia, se alza el Templo del Santo Niño, una joya arquitectónica cuya historia se remonta al siglo XVIII.
Esta capilla, conocida por su peculiar diseño en forma de “L” y su retablo neoclásico del siglo XIX, es un símbolo de la devoción religiosa y del legado histórico de la ciudad. Sin embargo, el entorno de este sitio sagrado se ha convertido en un reflejo del descuido urbano.
Basura en Templo del Santo Niño
A un costado del templo, una pila de agua construida originalmente en 1883 para abastecer a los vecinos del antiguo barrio del Zacatito, ahora yace cubierta de basura.
Bolsas de plástico, envases de comida y otros desechos se acumulan en este espacio, ignorando un pequeño letrero que, con cortesía, solicita a los transeúntes no arrojar basura.
Lo que debería ser un elemento ornamental y funcional se ha transformado en un depósito de desperdicios, afectando la imagen de este patrimonio.

La indiferencia de la comunidad
El Templo del Santo Niño ha resistido las inclemencias del tiempo y los embates políticos, como las leyes anticlericales de inicios del siglo XX, que amenazaron con su demolición.
La comunidad logró preservarlo, y su retablo y arquitectura se mantienen como un testimonio de fe y resistencia. Sin embargo, el deterioro de su entorno refleja una nueva amenaza: la indiferencia.
Transeúntes y turistas que recorren las calles del Centro Histórico observan con incredulidad el cúmulo de basura que rodea la pila, mostrando gestos de desagrado e incluso tomando fotografías como evidencia del descuido.
Algunos se detienen a leer el letrero, otros simplemente caminan apresurados, esquivando los montones de desechos.

Los responsables del templo, conscientes de la situación, han intentado mantener el área limpia, pero reconocen su impotencia ante la constante acumulación de desperdicios.
“Colocamos el letrero esperando que la gente respete, pero no es suficiente. No sabemos qué más hacer”, señaló una religiosa que se encontraba en el lugar.
El problema no solo es responsabilidad de quienes tiran la basura, sino también de las autoridades municipales que, pese a tener la responsabilidad de preservar el patrimonio histórico de Morelia, parecen ignorar esta situación.
El Templo del Santo Niño, una reliquia del pasado, hoy parece rodeado de la indiferencia del presente.
La acumulación de basura en su pila es un testimonio de la falta de conciencia y respeto hacia el patrimonio cultural de la ciudad, un problema que debería avergonzar a los responsables y movilizar a la ciudadanía.