La batalla del 5 de mayo es un símbolo de resistencia y soberanía mexicana, marcando un hito en la historia nacional.
Ciudad de México.-En enero de 1861, la Guerra de Reforma culminó con el ingreso triunfal de Benito Juárez a la Ciudad de México, el presidente oaxaqueño, tras vencer al gobierno conservador, se encontró gobernando un país violento, dividido y en crisis económica, por ello, en su administración de produjo la batalla del 5 de mayo, la cual es una celebración emblemática en México.
Debido a la delicada situación financiera, en julio, Juárez decretó una moratoria de dos años en el pago de la deuda externa, sin desconocerla.
Mientras tanto, Francia era gobernada por Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, quien aspiraba a expandir el imperio francés a niveles comparables a los de su tío. Aunque la Doctrina Monroe impedía la intervención en México, la Guerra de Secesión de 1861 en Estados Unidos permitió a Napoleón III aprovechar la situación para intervenir en México, utilizando la moratoria de Juárez como pretexto.
Francia, junto con España y el Reino Unido, organizó la Convención de Londres para asegurar el pago de la deuda, acordando no intervenir en asuntos políticos mexicanos.
En diciembre de 1861, barcos españoles llegaron a Veracruz, seguidos por franceses y británicos en enero de 1862. Juárez derogó la moratoria el 17 de noviembre de 1861, facilitando negociaciones con el Reino Unido y España, formalizadas en los Tratados de La Soledad en febrero de 1862.
Sin embargo, Francia tenía sus propios planes. En abril, los británicos y españoles se retiraron, pero el ejército francés avanzó, buscando tomar Puebla para acceder a la capital mexicana.
El 28 de abril, las fuerzas francesas y mexicanas se enfrentaron en las Cumbres de Acultzingo, Veracruz, donde el general Ignacio Zaragoza y el Conde de Lorencez se midieron, resultando en la derrota de las tropas mexicanas. Esto preparó el terreno para la segunda batalla en Puebla el 5 de mayo.
La batalla comenzó a las 11:15 de la mañana. Los franceses, considerados los mejores soldados de Europa, atacaron los fuertes de Loreto y Guadalupe bajo las órdenes de Lorencez, confiando en su superioridad numérica, pese a las advertencias de los conservadores mexicanos. Tras intensos combates, las tropas invasoras se retiraron.

El triunfo del 5 de mayo elevó la moral del ejército mexicano, demostrando que podían vencer a una de las mejores tropas del mundo. Este éxito obligó a los franceses a sitiar Puebla, retrasando su avance hacia la capital por un año.
Este tiempo fue crucial para que el gobierno de Juárez reorganizara sus fuerzas y se preparara para la invasión. Aunque los franceses tomaron Puebla en mayo de 1863 y la capital en junio, la Segunda Intervención Francesa concluyó con una victoria mexicana. La batalla del 5 de mayo es un símbolo de soberanía e independencia nacional.