Björn Andrésen, conocido como el eterno Tadzio de “Muerte en Venecia”, falleció a los 70 años, dejando un legado de belleza y resiliencia.
Estocolmo.-El reconocido actor y músico sueco Björn Johan Andrésen, famoso por su papel como Tadzio en la película “Muerte en Venecia” (1971) dirigida por Luchino Visconti, falleció a los 70 años el 25 de octubre de 2025 en Suecia.
La noticia fue confirmada por su hija, Robine Andrésen, y los directores del documental “El chico más bello del mundo” (2021), Kristian Petri y Kristina Lindström. Andrésen murió rodeado de su familia en un ambiente de paz.
Petri lo describió como “una persona valiente” con “un carisma increíble y una presencia magnética frente a la cámara”, recordando el rodaje del documental como una experiencia “divertida, pero a veces dolorosa”.
Lindström comentó: “Björn nos enseñó a todos sobre la resiliencia; su historia es un testimonio de cómo la belleza puede ser tanto un don como una carga”.
Aunque no se ha revelado la causa oficial de su muerte, la vida de Andrésen estuvo marcada por varios desafíos. Sufrió episodios de depresión crónica, adicciones y la presión de una fama temprana que lo convirtió en un ícono estético global desde los 15 años. En el documental El chico más bello del mundo, que ganó un premio en el Festival de Sundance 2021, Andrésen reveló:
Me sentía como un animal exótico en una jaula. Visconti me llevó a clubes nocturnos gay cuando yo tenía solo 16 años; me trataban como a un plato de carne. Sabía que no podía reaccionar, habría sido el suicidio social, pero fue el primero de muchos encuentros así”. Esta experiencia, según él, “arruinó mi vida de manera decente”.
La pérdida de su hijo Elvin a los nueve meses por síndrome de muerte súbita del lactante fue un golpe devastador que lo sumió en una profunda depresión. En una entrevista de 2020, expresó su esperanza de “encontrarlo de nuevo en el más allá”.
Nacido el 26 de enero de 1955 en Estocolmo, la infancia de Andrésen estuvo llena de tragedias. Hijo de Barbro Elisabeth Andrésen, una periodista y modelo bohemia que trabajó para Dior, perdió a su padre en un accidente poco después de nacer, cuya identidad fue confirmada décadas después mediante pruebas de ADN. Cuando tenía diez años, en octubre de 1965, su madre desapareció y su cuerpo fue encontrado en un bosque en mayo de 1966, víctima de suicidio.
Criado por sus abuelos maternos y en un internado en Dinamarca, su abuela lo alentó a entrar en el mundo del modelaje y la actuación, deseando “tener una celebridad en la familia”. Tuvo una hermana, Annique, nacida en diciembre de 1955, con quien mantuvo una relación cercana. Estudió en la Adolf Fredrik’s Music School de Estocolmo, donde desarrolló su pasión por el piano, destacándose como músico y docente hasta sus últimos años.
Debutó en el cine en 1970 con *Una historia de amor*, dirigida por Roy Andersson, donde se destacó por su delicadeza andrógina. Sin embargo, fue Visconti quien catapultó su carrera al elegirlo como Tadzio en *Muerte en Venecia*, una adaptación de la novela de Thomas Mann. La película, estrenada en Cannes, convirtió a Andrésen en un símbolo de belleza efímera. Visconti lo llamó “el chico más bello del mundo”, una frase que lo llevó a la fama, pero que también resultó ser una carga. “Era como si me hubieran puesto en un pedestal y luego me hubieran obligado a quedarme allí”, reflexionó en *The Guardian* en 2003.
El rodaje fue complicado: Visconti lo sometió a sesiones fotográficas explícitas —“Cuando me pidieron que me quitara la camisa, no me sentía cómodo. Veo ahora cómo ese hijo de puta me sexualizó”, dijo a *Variety* en 2021— y lo dejó solo en medio de una atención no deseada.
La fama lo llevó a Japón en 1972, donde su llegada fue comparada con la de los Beatles en EE.UU. Se convirtió en un ídolo pop, grabó baladas románticas, modeló para campañas y encarnó el arquetipo *bishōnen*, influyendo en el anime y manga con su estética andrógina, un legado visible en personajes de *Sailor Moon* o *Death Note*. Durante los años 80 y 90, participó en más de 30 producciones europeas, como *El rey de los contrabandistas* (1985), *Lucifer – Sensommer gult og sort* (1990) y series suecas como *Maskrosbarn* (1989) y *Agnes Cecilia – en sällsam historia* (1991).

Se casó con la poeta Susanna Román en 1983, de quien se divorció, y con quien tuvo a Robine y Elvin. En los años 90, vivió con la productora Teresa Schmiterlöw, creando obras musicales y teatrales, y alternó roles actorales con la enseñanza de piano. Su regreso triunfal se dio en 2019 con Midsommar de Ari Aster, interpretando a un anciano del culto órfico, un rol que revitalizó su carrera. Dejó dos nietas: Lo (2008) y Nike (2014).
La familia no ha emitido más declaraciones, pero medios suecos informan que se llevó a cabo una ceremonia íntima de despedida. En redes sociales, fans y colegas rinden homenaje: el cineasta Amir Noghabai escribió: “Nuestro tiempo juntos fue breve pero impactante; gracias por tu presencia, gran alma”. Otro usuario lamentó: “Creó el tropo *bishōnen* en anime y manga… pero al costo de todo. Espero que encuentre paz arriba”.
Björn Andrésen deja un legado imborrable: no solo por su rostro etéreo en la obra de Visconti —cuyas tomas, según el historiador Lawrence J. Quirk, “podrían colgarse en el Louvre”—, sino por su coraje al exponer las sombras de la fama infantil. Su partida, como Tadzio desvaneciéndose en la playa de Venecia, cierra una era de belleza trágica y resiliencia artística. Su imagen, y su voz, perdurarán en el celuloide eterno.
