El blázar “Ojo de Sauron” emite partículas atómicas hacia la Tierra, desafiando la comprensión de los astrónomos.
Durante 15 años, un equipo de radiotelescopios distribuidos por todo el mundo enfocó su atención en un rincón lejano del cosmos, a miles de millones de años luz de nuestro planeta.
El resultado es una imagen que parece sacada de una novela de fantasía.
Blázar Ojo de Sauron
La imagen, que combina precisión técnica con un impresionante despliegue visual, recuerda al temido “Ojo de Sauron” de la famosa saga El Señor de los Anillos.
Se trata de un blázar, un fenómeno extremo en el núcleo de una galaxia activa, capaz de emitir niveles de energía que desafían nuestra comprensión.
El foco de este descubrimiento es PKS 1424+240, un blázar que ha desconcertado a los científicos durante más de una década.
Este objeto es uno de los emisores de neutrinos cósmicos más brillantes del cielo, según las observaciones del Observatorio de Neutrinos IceCube en el Polo Sur.
Además, emite rayos gamma de altísima energía, detectados por telescopios Cherenkov en la Tierra.
Sin embargo, su chorro de radio parecía moverse a una velocidad reducida, un comportamiento que contradice las teorías, que sugieren que solo los chorros más rápidos pueden generar emisiones tan intensas.
Resolver el enigma
Para resolver este enigma, los investigadores utilizaron 15 años de datos del Very Long Baseline Array (VLBA), un sistema de radiotelescopios interconectados que, mediante interferometría de línea de base muy larga (VLBI), permite obtener una resolución equiparable al tamaño de la Tierra.
Esta técnica ofrece un detalle sin precedentes, lo que permitió mapear la estructura interna del chorro del blázar y descubrir características hasta ahora ocultas.
“Cuando reconstruimos la imagen, se veía absolutamente impresionante”, afirmó Yuri Kovalev, autor principal del estudio e investigador del proyecto MuSES en el Instituto Max Planck de Radioastronomía (MPIfR), que publicó los resultados en la revista Astronomy & Astrophysics.
“Nunca habíamos visto nada igual: un campo magnético toroidal casi perfecto con un chorro apuntando directamente hacia nosotros”, agregó.
Este alineamiento particular explica el comportamiento antes desconcertante de PKS 1424+240.
“Esta alineación provoca un aumento del brillo de 30 veces o más”, explicó Jack Livingston, coautor del estudio en el MPIfR.
Al mismo tiempo, el efecto de perspectiva hace que el chorro aparente moverse lentamente, aunque su velocidad real se aproxima a la de la luz.
Esta ilusión óptica permitió a los astrónomos observar directamente el corazón del chorro, ofreciendo una oportunidad única para estudiar cómo los núcleos galácticos activos, impulsados por agujeros negros supermasivos, aceleran partículas a energías extremas y producen neutrinos cósmicos.