alfonso solorzano
Foto: Cortesía

El pasado 23 de Junio sucedió un hecho que muy probablemente cambiará la historia de Colombia y del resto del continente americano: se firmó el último punto del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para al fin terminar con el conflicto armado que azotó a la nación sudamericana durante más de 50 años.

Para las nuevas generaciones aún es complicado entender el cómo y el porqué de este conflicto, quizá el más duradero que ha habido en el siglo XX y parte del XXI. Las FARC originalmente surgieron de la agrupación de pequeñas guerrillas de campesinos que se alzaron en armas en la década de los cincuenta, a raíz del llamado “bogotazo” que derivó en una guerra civil no declarada entre las distintas clases sociales que había en Colombia en ese momento.  El campesinado, junto con el proletariado, era la clase más desprotegida frente a los abusos de los terratenientes y hacendados que varias veces contaron con respaldo de las autoridades de Colombia, por lo mismo esta clase social, influenciada por la revolución cubana y el marxismo revolucionario, se replegó a las selvas amazónicas de Colombia y comenzaron una lucha armada para derrocar al gobierno.

Pero las FARC no eran la única guerrilla existente para ese momento,  surgieron otros grupos de ideología distinta que buscaban también el derrocamiento del gobierno colombiano, tal como lo fueron el Ejército Popular de Liberación (EPL) de influencia maoísta, el ELN (Ejército de liberación nacional) el cual tomo de base la teología de la liberación, y el Movimiento 19 de abril (M19) que tenía más la idea del laborismo y del socialismo libertario. Estos grupos llegaron a su máximo auge a finales de la década de los ochenta cuando conformaron una alianza conocida como la coordinadora revolucionaria Simón Bolívar, nombre en honor al libertador sudamericano, llegando a tener esta alianza casi 20 mil militantes, sin embargo aún con este esfuerzo los grupos insurgentes no lograron someter al estado colombiano y para ese momento la guerra ya estaba cobrando miles de vidas de ambos bandos.

Al llegar la década de los noventa las cosas comenzaron a cambiar, el EPL al ver diezmados muchos de sus frentes acabó por desmovilizarse; por su parte el M19 llegó a un tratado de paz con el gobierno colombiano, donde este movimiento depondría las armas a cambio de espacios de participación política (de hecho uno de sus principales líderes fue electo alcalde de Bogotá y ha sido candidato a la presidencia), dejando ya únicamente como guerrillas activas a las FARC y al ELN. El conflicto se recrudeció a comienzos del año 2000 , debido a que las FARC se involucraron en cuestiones de narcotráfico y secuestro, eso a su vez activó a grupos paramilitares para sofocar los ataques de la guerrilla complicando aún más la situación.

En el año 2008 el líder de las FARC, Manuel Marulanda fallecería por causas naturales y asumiría el mando Alfonso Cano quien sería muerto en un operativo del ejército colombiano a finales del 2011, después de su muerte el mando de las FARC recaería en Timoleón Jiménez, alias Timochenko, este último mostraría señales de comenzar negociaciones con el gobierno de Colombia, para posibles diálogos de paz, mismos que iniciaron en el año 2012 y que justo acaban de concluirse exitosamente.

Este convenio entre las FARC y el estado colombiano fue respaldado por distintos miembros de la comunidad internacional, entre los que destacan Noruega, Chile, Cuba y Venezuela, y señala diferentes puntos a los que van a comprometerse ambas partes, entre ellas un proyecto de reforma agraria, el fin de actividades ilícitas en las zonas rurales controladas por las FARC, la instalación de un sistema de justicia especial para juzgar a los distintos miembros de la guerrilla que hayan cometido crímenes graves, el reconocimiento de las FARC como grupo político, y evidentemente la deposición de las armas por parte de los insurgentes. Lo único que resta es esperar a que el convenio sea aprobado por consulta popular para que se ponga en acción, y si esto llega a suceder, para el mes de agosto de este año las FARC se habrán desmovilizado permanentemente, terminando así este conflicto. Cuando ese momento suceda, sin lugar a dudas Colombia tendrá un despegue económico, político y social sin precedentes.

Las FARC siempre han sido la guerrilla más numerosa de Colombia, actualmente se calcula que tienen casi 9 mil miembros, por lo que abrir un nuevo espacio político para este grupo dará más gama de ofrecimiento electoral a los colombianos, también se mejorará en el aspecto de la seguridad nacional, toda vez que las FARC ya no realizaran actos ilícitos, incluso hasta podrían brindar información que ayude a reducir la actividad del narcotráfico, mientras que en el aspecto económico Colombia tendría un gran potencial de desarrollo en la zona sur del país, donde las FARC operan actualmente, para la explotación turística y agraria, permitiendo así la creación de nuevos empleos y desarrollo en la zonas rurales, y finalmente todo ello podría incluso catapultar a nuevos diálogos de paz por parte del gobierno colombiano con el ELN que es ultima guerrilla que aún quedaría operando.

En ese contexto es que por fin Colombia está viendo la luz al final del túnel, el fin de un conflicto armado que costó la vida de miles de colombianos y sumió al estado colombiano en el caos y la corrupción, es también la oportunidad de encontrar la seguridad que tanto han anhelado los colombianos. Si al final todo sale bien, únicamente quedarán dos naciones latinoamericanas con grupos insurgentes, Paraguay y México.

Por la paz y el bien de todos los colombianos y por la estabilidad de la región, debemos confiar que la prudencia y el sentido común del pueblo de Colombia permitirán la aprobación de este convenio de paz.