Por: José Salvador Sánchez Gutiérrez
Algo negativo que nos caracteriza como sociedad mexicana es ese consumo desmedido de contenido que encontramos en los medios de comunicación, especialmente de las dos televisoras más “populares” del país y algunas redes sociales. Los “reality shows” no son novedad en nuestros días, el pasado 4 de junio del 2023, inició “La casa de los Famosos”, un programa en el cual se encontraban inmersos personajes del medio del espectáculo junto con personas que se hicieron virales en redes sociales. Este programa tuvo gran éxito como todo contenido poco favorable para la sociedad mexicana y no se diga la niñez de nuestro país.
Como de costumbre el capitalismo está al último grito de la moda; ¿será porque es el mismo sistema quien detecta o indica los temas de interés a nivel social?, lo importante es ganar a toda costa.
En los últimos años el discurso de “inclusión” (meramente encaminado a la diversidad sexual e ideológica) ha sido tendencia nacional e internacional, es del mismo discurso, del cual se han valido diversos grupos sociales para exigir y demandar sus derechos políticos y sociales.
El impacto social que la casa de los famosos tuvo, fue especialmente por una participante que desde hace tiempo decidió cambiar de género, sumado a ello, varios de sus seguidores se dieron a la tarea de indagar un poco más sobre su historia de vida con la finalidad de darla a conocer, acción que favoreció la aceptación del público por la participante. Es importante mencionar que esta persona también estaba “representando” a nivel nacional a dos de los movimientos más vigentes y polémicos de nuestros días; la comunidad LGTB+ y el movimiento feminista.
Al proclamar ganadora a “Wendy”, un sin número de reacciones se desataron, hubo personas que mantuvieron una posición neutral, también hubo quienes se mofaron y mostraron desacuerdo ante la noticia y, por el contrario; surgieron personas que
llegaron a mencionar que dicha victoria sería histórica y que incluso cambiaría el rumbo social del país. Pues con ello, se erradicaría el machismo en el país y se daría un duro golpe al capitalismo por un ser un sistema opresor.
Si bien, es cierto que a nivel social la victoria de “Wendy” pudo tocar algunas fibras sentimentales, invitando a la reflexión a muchas personas y con ello se fomentó el respeto de la diversidad ideológica y sexual. Lamentablemente, lo anterior no sucederá con quienes integran la hegemonía global.
¿Por qué decir que el sistema capitalista es el mayor beneficiado con el uso del discurso de “inclusión”?
El mercado rosa a nivel nacional e internacional representa gran parte de los ingresos económicos, tan elevados son los ingresos que si las personas pertenecientes a la comunidad LGTB+ decidiesen conformarse como país, estarían dentro del top 5 de las economías más poderosas del mundo, esto según un cálculo realizado en el año 2019 por la LGTB Capital.
Lo mencionado en el párrafo anterior nos brinda un panorama del porqué, empresas nacionales e internacionales están a favor de la “inclusión” o apoyo a estos grupos sociales. Situación que no debemos satanizar ni marcar como errónea, pero es importante mostrar el interés económico que existe de por medio.
Recordemos que los medios de comunicación son catalogados como el cuarto poder ya que, por lo regular, su principal función es adoctrinar a la sociedad estableciendo ideologías convenientes a los medios de producción. El uso de este tipo de programas televisivos garantiza un alcance social masivo y con ello; persuadir a la sociedad que goza de un vasto tiempo de ocio, en especial la sociedad mexicana.
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El respeto a la diversidad sexual e ideológica es algo que debemos realizar desde una postura personal y de manera crítica, debemos evitar creer que tiene que existir una estructura política, económica o social que nos obligue a hacerlo. Pues de ser así; sería poco funcional para el establecimiento de buenos canales de comunicación social asertiva.
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