alfonso solorzano
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Recientemente se ha hablado mucho acerca del destino económico que encarará México cuando el ahora presidente electo de EUA, Donald Trump, inicie su administración. Trump ha señalado que dará un giro de 180 grados a la política económica actual de EUA.

En primer lugar Trump dijo que va fomentar la producción interna en EUA y que para ello presionará a las grandes compañías estadounidenses que operan en diferentes países del orbe para que regresen sus fábricas a EUA, sin embargo dentro de estos países está México, por lo que si las grandes compañías que operan en nuestro territorio se regresan a EUA muchas fuentes de empleo se perderían.

La segunda cosa que mencionó Trump fue el hecho de que relegaría el comercio con México a segundo plano, es decir, podría final a la idea de la integración norteamericana que involucra a nuestra nación, esto es sumamente preocupante, pues nuestro comercio internacional depende de un 80% de los EUA, y si Trump decide limitar tratados comerciales con México para reducir importaciones mexicanas muy probablemente nuestra economía entraría en una crisis tremenda.

Ante todo ello muchos analistas, periodistas, políticos, entre otros, han caído en cuenta de que ahora México está pagando las consecuencias de haber dependido de forma práctica de un solo socio comercial para el desarrollo económico, y que ahora es probable que ese socio del que relativamente se benefició le dé la espalda por completo. De forma algo timorata pero tratando de usar un poco la lógica la clase política mexicana así como también la clase empresarial están pensando en buscar lo más rápido posible nuevos socios comerciales para México y así evitar que nuestra economía se estanque o caiga en recesión.

Realmente es una conducta algo irresponsable el hecho de que justo faltando poco menos de dos meses para que Trump asuma la presidencia, el gobierno apenas este contemplando la posibilidad de buscar nuevos mercados internacionales que no sean estadounidenses. Pues realmente el gobierno de antemano debió de haber tratado de promover una diversificación comercial con múltiples países para precisamente evitar generar demasiada dependencia económica con los EUA.

Sin duda ya algo tarde para buscar estas nuevas alianzas, pues es prácticamente un hecho que la llegada de Trump al poder no va a perjudicar económicamente, más bien ahora es tatar de calcular cuánto nos va a afectar y cuanto tardaremos en recuperarnos. No obstante, si es necesario generar más socios comerciales, cuando menos para que nuestra economía ya no se vea tan afectada a mediano plazo por el “efecto Trump”.

Aunque también esta parte debe hacerse con sumo cuidado, pues lo ideal para México sería que encontrará socios comerciales que estuvieran más o menos a la par de desarrollo económico para que de esa forma se tengan lineamientos para una competencia económica mucho más justa que la que se tenía con EUA. Y es aquí donde la clase gobernante debe fijarse muy bien con que otros países se pueden establecer tratados comerciales.

Algunos han sugerido que México busque en China un remplazo para la probable postura que adquirirá EUA en los próximos meses. Sin embargo un acuerdo comercial con China equivalente al TLC (tratado de libre comercio) como el que se tiene con EUA actualmente muy probablemente sería perjudicial a mediano y largo plazo, pues aunque al inicio salgamos con gran beneficio a la larga terminaremos pagando una factura mucho mayor.

China muy probablemente nos perjudicaría con el pasar de los años, pues la forma económica de operar del estado chino es sumamente agresiva además de que es muy diferente de lo que México está acostumbrado.

Para empezar China tiene una mano de obra mucho más barata que la de México pues en esa zona del lejano oriente el proletariado chino vive en condiciones de esclavitud laboral, y por lo mismo las grandes compañías pueden ahorrarse la mayoría de los gastos sociales y usarlos mejor para crecer económicamente. Adicionando a ello que la población china es cien veces mayor a la mexicana, teniendo por lo mismo más acceso a mano de obra, aparte de que China fabrica empleando la obsolescencia programada, es decir construye productos muy baratos pero con muy mala calidad para que los consumidores tengan que comprarlos de nuevo cada cierto tiempo. Pero sin lugar a dudas lo que más nos podría afectar de una relación comercial abierta con China, es el hecho de que abiertamente el estado chino desconoce la idea del libre mercado y por lo mismo interviene en la planificación económica prácticamente todo el tiempo, contrario al estado mexicano quien en los últimos años a decidió no intervenir mucho en la economía y dejar que esta se planifique “de acuerdo al interés del mercado”, por lo tanto México no solo estaría compitiendo contra las empresas chinas sino también contra el mismo estado chino.

En estos tiempos turbios México debe tener la cabeza al momento de tomar decisiones sobre con que países formar alianza comercial, pues aunque efectivamente en este momento sean indispensables formar y poner en practica nuevos tratados con otros países, si no se hace con prudencia el remedio podría ser hasta peor que la enfermedad.