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Mucho se ha hablado en estos últimos años acerca del llamado “sueño americano”, sin embargo,  desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca,  se ha puesto en duda la viabilidad de este concepto.

La idea del “sueño americano” se refiere a la visión que durante mucho tiempo se tuvo de EUA, como una tierra de oportunidades para desarrollarse y progresar, sin importar el lugar o clase social de donde una persona viniera. Precisamente esta visión fue la que causó que muchas oleadas de migrantes europeos, y en menor medida asiáticos, se asentaran en suelo estadounidense entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

El mismo concepto se mantuvo después de  la segunda guerra mundial, pero ya más bien refiriéndose a la intención de migrar a EUA por parte de personas de naciones en desarrollo, de regiones como África, el sureste asiático y Latinoamérica, sobre todo porque muchos países de esas regiones enfrentaban situaciones de violencia o represión política.

Todavía hasta comienzos del año 2000 se hablaba del “sueño americano” en especial por parte de personas procedente de México y América Central, pero ahora, sobre todo desde la crisis económica de 2008 y la posterior victoria de Trump en 2016, la percepción de esa idea se está desvaneciendo.

A pesar de que la idea de una vida de progreso en EUA ya no suena muy atractiva, ni tampoco se ve tan firme como antes, no obstante sigue habiendo miles de migrantes  que anualmente procuran llegar EUA, sin embargo estas migraciones tienen que ver  más con el hecho de apoyar a sus familias en sus lugares de origen que con la idea de estar viviendo la “libertad y progreso” que hay en Estados Unidos.

El propio nivel de vida en EUA se ha estancado en los últimos años, por lo mismo ya muchos migrantes se hacen más a la idea de tener una vida con limitaciones en EUA pero que les permita mandar dinero a familiares y amigos en sus zonas natales.

Ahora que la gestión de Trump está aplicando su retórica antinmigrante, ya queda muy claro que debe repensarse la idea no de un “sueño americano” sino de un “sueño latinoamericano”.

Es bastante obvio que Trump y sus allegados no desean más que EUA sea la tierra de oportunidad para migrantes, lo cual ya está empezando a ser percibido especialmente por la población latina, por ende, Latinoamérica debe ya de consolidar su propio camino para brindar oportunidades de desarrollo a su propia población.

Estados Unidos se vuelve cada vez más hermético, y por lo mismo menos dispuesto a aceptar migrantes, los estados latinoamericanos deben reconfigurar tanto sus políticas internas como sus instituciones públicas para garantizar condiciones mínimas que permitan a sus ciudadanos desarrollarse en un ambiente que simbolice seguridad y progreso.

Latinoamérica ha pasado terribles situaciones tanto económicas como políticas, pero de una u otra forma ha logrado salir adelante. Sin embargo ahora debe de hacerlo ya no para simplemente reacomodarse en el lugar de las “naciones de la periferia mundial”, sino además, para posicionarse en el lugar para el desarrollo y bienestar popular.

Para ello tanto los pueblos de Latinoamérica como sus liderazgos políticos deben estar en constante lucha por el cambio para la consolidación de este ambiente social, económico y político para el progreso y desarrollo social.

Si el “sueño americano” ya está llegando a su fin, entonces le tocara ahora al “sueño latinoamericano” surgir y tomar su lugar. Latinoamérica es una región que se caracteriza por la lucha diaria de su gente, y sin dudarlo es una de las regiones donde el progreso y el bienestar pueden llegar a las manos de las grandes mayorías, pero para ello se requiere que su población cree y actúe en pro de ese sueño.