Violencia Electoral
Foto: Contramuro

“¡Las letras¡ ¿Para que las compramos?”

EMC-

El movimiento de rechazados y aspirantes no es algo nuevo en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Por lo menos desde hace veinte años se viene presentando al inicio del ciclo escolar.

El movimiento estudiantil se caracteriza por la protesta y la exigencia de más espacios para estudiantes pobres y, para otros, que en el proceso normal de admisión no demostraron mérito alguno para ganarse un lugar.

De cualquier forma, año con año se observan tomas de instalaciones universitarias, calle y otros métodos de presión que siempre conllevan afectaciones a los ciudadanos.

Hay muchos motivos para iniciar este movimiento, por un lado, la falta de información para que todos los aspirantes en tiempo y forma puedan acudir a realizar sus trámites de ingreso y, la más preocupante sin lugar a dudas, es la falta de trasparecía en los procesos de admisión.

La mayoría de rechazados expresan su inconformidad porque jamás pueden tener acceso a los resultados de los exámenes, simplemente se les informa los que fueron aceptados y los que no aprobaron, las pruebas que se realizan, esta falta de trasparecía provoca frustración, enojo y por supuesto, la organización para la protesta social como fin último para lograr un espacio.

Definitivamente no podemos acostumbrarnos a que cada año suceda lo mismo. Es hora que la autoridad universitaria analice con mucha seriedad a este tema y se busquen las soluciones adecuadas.

Lo importante es abrir el debate y la reflexión para que el próximo año no suceda lo mismo, porque de volver a ocurrir, entonces estamos hablando de una enorme omisión tanto del Consejo Universitario como de la propia rectoría nicolaíta.

Si no es el Rector, alguien debe proponer ya a los Consejeros la necesidad de aprobar un protocolo para la admisión a la universidad que debe nutrirse de las propuestas de los universitarios y de las propias casas del estudiante.

Me queda claro que dicho protocolo de admisión debe contener en forma pormenorizada los procedimientos y reglas necesarias para evitar tomas y protestas en el futuro, en principio, debe definirse una campaña de información a las escuelas públicas y privadas del Estado, abarcando absolutamente todas las instituciones  para que los egresados tengan la información necesaria en su mano, en sus centros educativos y en tiempo y forma para planear su probable ingreso a la universidad. Parece difícil en principio, pero el sistema educativo está diseñado para tener la comunicación permanente con los docentes, por lo cual, no me parece que sea inoperante en la realidad.

Una vez concluido el proceso de selección, los estudiantes admitidos y los rechazados deberán tener en forma detallada el resultado de los exámenes, si reprobaron que tenga el resultado fehaciente, con mucha trasparecía. Si la realización de los exámenes se encarga a instituciones externas, con mas razón, deben proporcionar a detalle los resultados de las pruebas, así, tanto aprobados como reprobados podrán apreciar el nivel de su desempeño.

Podrá decirse que no es fácil, pero es más lamentable que año con año se pierdan meses valiosos en la formación de los profesionistas michoacanos, que se frene la investigación y la difusión de la cultura, por un reclamo justo.

Algo debe proponerse para los estudiantes que vienen de otros estados, como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, y otra entidades donde las oportunidades de estudiar son más difíciles que en Michoacán. En este sentido los diputados federales y locales deben tomar nota sobre el tema y analizarlo conjuntamente con las autoridades universitarias, hacendarias y de educación publica para que se asignen los recurso necesarios que permitan afrontar el arribo de miles de estudiantes de otras entidades, inclusive, debe agregarse  a la Universidad Michoacana ya el carácter de Nacional que en los hechos ya  lo tiene.

Es fundamental desterrar intereses ajenos a los universitarios detrás del movimiento y debe despolitizarse de manera urgente para que pueda resolverse.

No estaré jamás de acuerdo en cerrar las puertas de la Universidad, sobre todo, a quien no puede pagar educación privada, sería tanto como renunciar a la identidad liberal y progresista de la UMSNH. Tampoco comulgo con los métodos de lucha que afectan a miles de estudiantes y a los propios ciudadanos, además, de las grandes pérdidas económicas que esto representa.

El pasado primero de octubre con mis alumnos de la cátedra de Derecho Civil fuimos desalojados de las instalaciones de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, por integrantes de este movimiento, siete jóvenes que impidieron a más de cien alumnos y una docena de maestros concluir nuestra labor docente.

Esto no se puede permitir más, por eso, debemos ponernos manos a la obra para lograr este protocolo, que impida sucedan actos deleznables como el señalado.

La universidad en sus cien años merece este acuerdo de todas las fuerzas e intereses que la rodean.

El Rector y el Consejo Universitario tienen la palabra.

emartineziv@hotmail.com


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