Foto: Cortesía

17 de agosto

Ante el inminente fracaso de nuestros atletas en las olimpiadas de Brasil, queremos buscar entre los mitos y realidades, cuales son los factores para que casi siempre se fracase en el deporte a nivel profesional.

Buscar culpables me parece una tarea imposible, son muchos años de tener un deporte secuestrado por empresarios, políticos y medios de comunicación que han generado una herida profunda en nuestro golpeado deporte. Creo que la solución es distante, pero es mi pequeña utopía.

Hay que tener programas de desarrollo deportivo adecuados en las escuelas, en donde los niños que tengan actitudes limitadas puedan desarrollarse como deportistas y los niños que tengan talento, puedan ser elegidos, educados y guiados como atletas de alto rendimiento. En México existe una muy escasa detección de talentos deportivos.

La cultura deportiva que nos inculcan en nuestras escuelas primaria es escasa. Si bien es necesario incluir la formación y educación física dentro del plan de educación, ésta en ningún momento es condicionante en la obtención de talento de alto rendimiento. Nuestro país necesita tener diferentes instancias que descubran a los atletas del futuro, y que cuando el talento sea descubierto llegue a desarrollarse en su totalidad.

Tener políticas más claras, o más adecuadas, que vinculen tanto a las escuelas públicas y privadas con las estructuras de gobierno, CONADE, comités olímpicos e instituciones para lograr un efecto de conjunto que promueva el desarrollo de las capacidades de los deportistas en México. Si se trabaja en conjunto, la captación de talento es una tarea más fácil en un país con más de cien millones de habitantes.

El haber sido un deportista de alto rendimiento o atleta exitoso, no garantiza que mecánicamente sabe cómo organizar el deporte de alto rendimiento; ni tener conocimiento en la gestión y administración del recurso para aplicar con éxito al óptimo desarrollo de los atletas del futuro.

Si el deportista no tiene el suficiente nivel educativo, preparación psicológica, mental ni cultural, es devorado por la vorágine de los medios de comunicación y políticos. Se convierte en un producto comercial expuesto a perderse en el fracaso en poco tiempo.

Es indispensable el desarrollo físico- atlético en los deportistas, pero la formación mental, psicológica y la educación son fundamentos sólidos para el adecuado desarrollo de cualquier atleta de alto rendimiento.

Es la realidad de nuestro país, donde el deporte no deja de ser moneda de cambio para políticos y medios de comunicación. El presupuesto debe ser gastado en los deportistas, invertir en formar atletas educados en cuerpo y mente, pero sobre todo, cambiar la cultura deportiva por una que genere atletas de alto rendimiento integrales. Es una difícil tarea donde uno de los ingredientes principales es la educación.