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Ante el desgaste actual de los partidos políticos y la novedad en México  -que no en el mundo-  de las candidaturas independientes, hay en este momento una importante efervescencia por esta figura electoral en nuestro país. No pocos ciudadanos tienen la esperanza de que este tipo de candidaturas se traduzca en gobernantes y legisladores que tengan un mejor desempeño  que los emanados de partidos políticos y esto se refleje en un mejor estado de cosas para ellos y sus familias.

Trabajando sobre algunos datos biográficos del fundador del Partido Acción Nacional, Manuel Gómez Morin, encontré una frase  interesante y reveladora en una carta  de éste –bastante conocida entre los estudiosos del PAN-  dirigida al escritor, filósofo y político mexicano José Vasconcelos, el 3 de  octubre de 1928. En este escrito, don Manuel  comunica a Vasconcelos algunas acciones que está desarrollando para la constitución de una  organización política, así como de las dificultades que ha encontrado en el camino para hacerla realidad. Refiriéndose a los modos políticos de la época, Gómez Morin escribe: “…dada la tradición política de los últimos años, la gente está acostumbrada a no tener mucha fe en los programas y a seguir, en cambio, a las personas”.  A juzgar por esto, votar por la persona más que por un partido no es un fenómeno reciente; ya era común hace casi un siglo en México.

Los gobernantes y legisladores que tienen su origen en una candidatura independiente no son mejores ni peores que los emanados de partidos políticos, son solo una opción más de donde los ciudadanos pueden elegir. De hecho, en México, como en otros países donde las candidaturas independientes son algo cotidiano, la mayoría de quienes acceden a este tipo de candidaturas son políticos profesionales, políticos de carrera que han visto en esta figura una coyuntura favorable para lograr el triunfo electoral. Se postulan como independientes  ya sea porque fueron bloqueados o desdeñados en su partido, o para  aprovechar los errores y desgaste  -muy frecuentes-   de los partidos políticos a, su favor. La estrategia más común es presentarse como un candidato “ciudadano”

Frecuentemente se tiene la precepción de que los partidos políticos son instancias que están en vías de desaparición, y que los gobernantes independientes serán cada vez más comunes en México. ¿Qué tan probable es que esto sea una realidad?

Hasta antes de la Segunda Guerra mundial, principalmente, privaron las ideologías y regímenes totalitarios. Estas ideologías, de cualquier signo,  apelaban a la unidad absoluta en torno al Estado. Exigían una fidelidad y sacrificio absolutos en torno al Partido y al dirigente. Las falanges, el nazismo, el fascismo, el franquismo, el comunismo, son algunos ejemplos. Todos conocemos los resultados de estas concepciones de la sociedad y el rol del Estado: un fracaso absoluto y completa pérdida de libertad personal. La democracia más grande de aquella época, Estados Unidos, se vio atrapada en la Gran Depresión y hubo que echar mano del New Deal para empezar a salir de esa crisis.

La llamada guerra fría marcó el período de la posguerra. El mundo atestiguó  el enfrentamiento ideológico entre la visión capitalista de libre mercado por un lado, y el llamado socialismo real por otro lado. Con el descrédito y caída de los regímenes socialistas en el mundo, los liberales se apresuraron a proclamar el triunfo del libre mercado, el fin de las ideologías (libro de Daniel Bell de los años sesentas)  e inclusive, el fin de la historia (Francis Fukuyama, a principios de la década de los noventas.

El común denominador de esta visión, bastante interesada, es considerar que la única opción válida en el mundo es la del liberalismo económico, el libre mercado, que ha triunfado y demostrado que las ideologías nunca funcionaron. Muy conveniente para el nuevo status quocapitalista. La nueva moda es el pragmatismo, una especie de moderno utilitarismo en el que que único que importa es lo que funciona, o lo que parece que funciona, por el momento. Las banderas de momento.

Pero el ser humano es por naturaleza un ser de aspiraciones, busca permanentemente su bien, tanto en lo material como en la parte superior de su naturaleza. Es también un ser intrínsecamente social. Y por eso mismo al buscar su bien personal y de quienes lo rodean, está constantemente buscando una cierta manera de organización social que contenga los valores y reglas que le permitan vivir en armonía, vivir la vida buena.

De esta búsqueda constante, es que han surgido las diferentes ideas de cómo debe funcionar la sociedad y el Estado. Las diferentes filosofías políticas, doctrinas políticas, o su expresión más concreta, las ideologías, contienen los valores, símbolos y códigos sociales que son los medios para conformar la realidad de una sociedad a la percepción particular de cada comunidad humana, de cómo debe ser la vida buena. Por eso las ideologías no pueden morir, porque son parte de la persona como ser de aspiraciones.

Pese a las evidentes fallas, los partidos políticos tienen larga vida por delante. La evidencia histórica en los países y regímenes que tienen muchos años -en algunos casos ya siglos-  con la  libertad de optar por candidaturas independientes, muestra que es una figura muy poco utilizada como vía para acceder al poder. Aun en los países donde los partidos políticos están prohibidos  -como Kuwait-   se utilizan formas de asociaciones o clubes políticos que funcionan de facto como partidos políticos. Se prefieren estas figuras a la figura de candidatos independientes. En nuestro país, vemos como el gobernador independiente de Nuevo León, Jaime Rodríguez  “el bronco” está en permanente movimiento por el país acompañando a candidatos independientes, adoptando signos y símbolos que de facto los convertirían en algo que es una contradicción en sí misma: un partido de independientes.

 

 

29 de Abril de 2016