El menos peor se ha convertido en el político más popular para muchos mexicanos,
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Francisco Lemus | Twitter: @PacoJLemus

El menos peor se ha convertido en el político más popular para muchos mexicanos, y desafortunadamente hay quienes han hecho de esta su principal fortaleza, las elecciones del domingo pudieron ser un indicador de que el modelo no es sostenible en el largo plazo y que las plataformas partidistas, así como un programa congruente son indispensables.

Cada quien tendrá su análisis de los resultados de la jornada electoral de este domingo, y será cuestión de tiempo saber cuáles fueron las verdaderas causas y consecuencias de lo que se vivirá por los próximos años en Michoacán y en México en general.

Desde que el PRD era la manifestación de la izquierda en el espectro electoral, una de sus fortalezas más notables era capitalizar los votos de aquellas personas que no estaban convencidas de su compromiso, pero que en definitiva no iban a votar por el PRI o la derecha electoral que, hasta hace tiempo, representaba el PAN con cierta congruencia.

Morena nació con esa herencia maldita, puesto que sus postulados de izquierda son muy poco claros, fuera de ciertos slogans, que si bien son un muy buen producto propagandístico, no cubren los huecos que dejan la falta de ideología y un programa claro.

El actuar de López Obrador como jefe de gobierno en la Ciudad de México se convirtió en el emblema de la política morenista, sin dejar muy en claro en qué consistía su alternativa al modelo predominante que privilegiaba el mercado por encima de cualquier otra cosa. Tal vez revitalizar al Estado como actor económico sería lo más fácil de identificar.

Ante la ausencia de alternativas más radicales, como alguna que se manifieste claramente anticapitalista, muchos simpatizantes de esa vieja izquierda, se han convertido en un voto seguro aunque poco entusiasta, que ha ayudado a alimentar la pereza política de Morena, pues sabe que ese grupo de personas carecen de otra opción electoral a cual apostar.

En los comicios celebrados el pasado 6 de junio más que haber votos en contra de Morena, considero que muchos viejos votos de Morena simplemente no se materializaron por el desencanto que se han llevado.

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El hecho de que en Michoacán hubiera cerca de 50 mil boletas anuladas para gobernador, muestra que hay una gran cantidad de personas comprometidas con el ejercicio electoral, pero que no encuentran alternativas en la actual oferta política. Son personas que salieron de casa, se presentaron a las urnas e hicieron filas solo para decir “no me convencen”.

Esos 50 mil votos hubieran sido valiosísimos para cualquiera de los dos candidatos punteros o para salvar el registro de alguno de los partiditos periféricos, sin embargo no tuvieron la capacidad de convertirlos en propios.

Desde luego el ejercicio del poder desgasta la imagen de cualquiera, y aunque los presidentes anteriores han recibido castigos mucho más severos, la pérdida del bastión que López Obrador hizo de la Ciudad de México, no es un asunto para nada menor, ya que la CDMX es una isla progresista cuyas políticas podrían ponerse en riesgo en los próximos años.

Ojalá esta sea una lección para Morena de que su electorado pide más compromiso con sus políticas sociales y un verdadero combate de aquello que ha hartado a la mayoría y gracias a lo que en 2018 logró una victoria nunca antes vista en el México pospriísta.