Alcaldes y diputados locales de Morena, “cooptados por gobernadores”: Monreal
Foto: Cortesía

José Antonio Meade no va a ir a la Universidad Iberoamericana por una razón: Siente que los organizadores le quieren tender “una emboscada”.

Y es que el moderador del evento es nada menos que Jorge Ramos, el periodista hispano más influyente de Estados Unidos.

El conductor de Univisión tiene una postura muy crítica frente al régimen del PRI, No actuaría con neutralidad.

Otro que tampoco va a la cuna del Movimiento 132 es Andrés Manuel López Obrador. Ya se disculpó con los estudiantes con el argumento de que aún tiene que recorrer muchos distritos del país.

Los que sí aceptaron ir a la Ibero son el frentista Ricardo Anaya y El Bronco.

  • El abanderado de la coalición Todos Por México se reunió la noche del martes con una docena de periodistas de trincheras diferentes. Se le veía tranquilo, animado, afable, y hasta alvaradeño en su lenguaje.

Lo acompañaban Armando Ríos Piter, El Jaguar, y Julio Di Bella.

El hombre no pierde la fe en que se dé el “milagro” —que para él no lo es— de que las encuestas queden en ridículo la noche del 1º de julio.

Es más, está convencido de que sí se puede ganar, y eso que no había visto la medición que se publicó ayer en el diario Reforma.

Esa encuesta, muy comentada ayer, coloca al Peje con el 52 por ciento de las preferencias electorales; a Anaya con el 26 por ciento y bajando, y a Meade con el 19 por ciento y subiendo…

José Antonio está convencido que el reciente arranque de los treinta procesos locales que se van a realizar simultáneamente en el país juegan a su favor. Dice también que la llegada de René Juárez al PRI dinamizó su campaña.

Tiene muy claro, eso sí, que hay un puntero en las encuestas y que alcanzarlo no va a ser fácil. Pero confía que en los 31 días de campaña que quedan se den las condiciones para una remontada. Quiere arraigar la idea de que es el mejor de los cuatro que aspiran a la Presidencia de la República.

Reconoce que el diagnóstico que El Peje ha hecho del contrastante país en el que vivimos es impecable, pero advierte que las soluciones que propone son “escalofriantes.”

Sabe que tiene que combatir a AMLO en su propio terreno. El de los programas sociales y asistenciales.

El candidato simpatizante del PRI ya se comprometió a duplicar la pensión de los adultos mayores, permitiendo que la hereden al cónyuge; subir sueldos a los maestros, defender el nuevo aeropuerto para atraer empleos, respaldar a las mujeres y a los jóvenes vulnerables…

Tiene claro que hay 28 millones de mexicanos afiliados a Prospera.

Al que de plano no le da ninguna oportunidad de triunfo es a Ricardo Anaya.

Y es que el abanderado del Frente hizo de la frase “el PRI corrupto se tiene que ir” su lema de campaña. Eso enchiló no sólo a la cúpula, sino a la base tricolor, que lo detesta.

  • El abanderado del Frente hoy admite que hablaría con quien sea, incluido el presidente Peña, si eso le ayuda a ganar. Pero se cerró esa posibilidad. La divisa en el tricolor es “ni un solo voto a Anaya”.

Ya encarrerado, reveló un detalle ocurrido en Tijuana que no captaron las cámaras. Dice que Ricardo “perdió el debate” cuando se le acercó demasiado a AMLO y éste, con gestos y palabras, le dijo que iba a proteger su cartera. “A Anayase le descompuso la cara”, señaló.

Peor aún. Dice que el abanderado del Frente tiene un problema estructural. “Las acusaciones de lavado de dinero son reales, y que hay un agravante: puso por delante a su mujer”.

De Margarita no habló mucho. Sólo dijo que pudo haber representado una alternativa diferente y exitosa por ser mujer y por haber roto con su partido. “La bajaron los barones (del dinero)”, subrayó.

Meade, por cierto, no le da mucha importancia al papel que han jugado empresarios como Hernández Pons o Germán Larrea que han llamado al voto antipopulista (o antiAMLO) “Me interesan más los sindicatos”, subraya.

Le preguntamos por qué no se atrevió a calificar de “error” la visita de Donald Trump a México, cuando León Krauze se lo preguntó.

Esa visita estuvo precedida de una campaña de insultos, del entonces candidato republicano a la Casa Blanca,
a los connacionales que viven allá. De criminales y traficantes no los bajó.

De entrada, nos dijo que uno de los candidatos que debatían traía la portada de un periódico en la que el propio Meade había calificado de “acierto” la visita.

Luego, repitió uno a uno todos los tratados y acuerdos de los que se ha salido Estados Unidos en la era Trump, cosa que no ha hecho con el TLC. Hizo notar también que ha impuesto aranceles al acero de otros países, excepto a México y Canadá.

Ya casi al final dejó claro que Luis Videgaray no tiene injerencia alguna en su campaña. Anda ocupado en otros quehaceres. “Un día anda en Estados Unidos, otro en Bolivia. Su misión es contener a Trump”, subrayó.

  • Muy temprano nos escribió Araceli García Rico, candidata del PRI a diputada por el segundo distrito, para acusar de intimidación al delegado perredista de la GAM y a Nora Arias, aspirante del amarillo a la alcaldía de la hoy todavía delegación y esposa del dirigente Víctor Hugo Lobo.

“En las colonias Díaz Mirón y Gertrudis Sánchez no va a entrar ningún candidato que no sea perredista”, les advirtieron.

Con esos métodos para qué queremos democracia, ¿no?