El Tour de Francia es considerado por muchos como el evento de ciclismo más famoso y prestigioso de todo el mundo. Esta gigantesca carrera a través de más de tres mil kilómetros se realiza anualmente en, cómo podrían haber adivinado, Francia. Durante este trayecto, los competidores deberán cruzar una amplia variedad de terrenos de diferentes elevaciones, características y dificultades, lo que lo vuelve una competencia muy variada.

El Tour de Francia es a su vez uno de los eventos deportivos más antiguos que todavía conservan vigencia. Salvo con algunas pequeñas (y justificadas) pausas durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, la competencia se lleva a cabo anualmente desde 1903.

Este evento es una oportunidad perfecta para cualquier amante del deporte de poder apreciar a atletas de élite dando lo mejor de sí. Aquellos que estén particularmente interesados en el mundo del deporte, seguramente encontrarán en codere registro una oportunidad perfecta de poner su conocimiento a prueba.

La competencia.

La carrera cuenta con veinte etapas distintas y variadas. Esta comienza en París, y se extiende durante una buena parte del territorio francés, atravesando ciudades y pueblos por igual hasta finalizar nuevamente en la capital del país.

El ganador se determina en base al corredor que cuente con el menor tiempo en todas las etapas combinadas. Esto vuelve la estrategia una parte fundamental de la carrera. Además de contar con la fuerza y resistencia física y mental para soportar el esfuerzo que conlleva la competencia, los atletas deben también manejar de forma inteligente sus recursos. 

El principal, como se imaginaran, es la energía. Al ser una competencia que se extiende durante alrededor de tres semanas, los corredores no utilizan toda su energía en cada etapa, ni tampoco serían físicamente capaces de hacerlo. Por el contrario, el saber qué tanta energía poner en cada etapa se vuelve fundamental. El hacerlo correctamente involucra la capacidad de medirse tanto a uno como a sus competidores, lo que rápidamente puede volverse un juego mental.

En definitiva, el solo hecho de poder completar el Tour es un logro en sí mismo, solo realizable por personas que hayan podido llevar su cuerpo al máximo.

Los competidores

No es de extrañarse que una competencia de este tamaño y renombre atraiga a los mejores ciclistas del mundo. Entre sus competidores pueden encontrarse atletas de cuatro de los cinco continentes unidos por el mismo deseo: llegar a ser campeón.

Por otro lado, otro tipo de competidores que merecen reconocimiento por sí mismo son las mismas bicicletas. A diferencia de otros eventos deportivos donde se estandariza el equipo, como por ejemplo el fútbol donde los botines, por reglamento, no pueden dar ninguna ventaja competitiva a un jugador, en el Tour de France las bicicletas lo son todo.

Cada corredor utiliza su propia bicicleta, y no es extraño que un mismo participante utilice modelos distintos especialmente preparados para las varias etapas. Esto vuelve a la carrera una gran competencia técnica: todos los años este evento funciona también como una demostración de la última tecnología en ciclismo.

Los premios

Como la mayoría de las competencias de igual nivel, el Tour de Francia cuenta con su propio juego de premios. Estos vienen en forma de camisetas de colores llamadas maillots. Existen cuatro tipos distintos de maillots: el maillot amarillo, el máximo premio que se otorga al ganador del tour, o sea, el competidor que cuente con el menor tiempo total, el maillot verde, dado a quien cuenta con la mayor cantidad de puntos. Por otro lado, también tenemos al maillot de puntos rojos, premio al mejor ciclista de montaña y, por último, el maillot blanco, premio al ciclista menor de 26 años con el mejor tiempo total.

Además de este tipo de premios, los ganadores del Tour de France también reciben una importante suma de dinero. El ganador principal obtiene un generoso medio millón de euros, mientras que el ganador de cada etapa recibe 11000 euros y el segundo 5500. Cabe mencionar que estos premios son acumulables. 

En conclusión, el Tour de France es un evento único en su clase. No hay que ser un conocedor del ciclismo para poder apreciarlo: la voluntad y entrega de sus competidores lo vuelven un espectacular impresionante tanto para expertos como para quienes busquen introducirse en este deporte.