Foto: Internet/El Debate

Ciudad de México.- La Arquidiócesis Primada de México señaló que todo empresario mexicano que busque intervenir en la construcción del muro fronterizo de Estados Unidos, debe ser considerado como traidor a la patria.

El editorial del semanario Desde la Fe condenó la intención de empresas mexicanas de contribuir en la construcción de la valla “bajo el argumento bondadoso de ser compañías generadoras de empleos”.

A través de su órgano informativo llamó “miopes” a las compañías que han ofrecido “técnica y pericia para encargarse de aspectos específicos en la construcción del muro de la ignominia, proporcionando cemento, materiales, luminarias y pintura”, sin ver que ese proyecto es una “franca amenaza que vulnera las relaciones y la paz social”.

“Lo lamentable es que haya mexicanos listos para colaborar con un proyecto fanático que aniquila la buena relación en el concierto de dos naciones que comparten una frontera común… Cualquier empresa con intención de inversión en el muro del fanático Trump sería inmoral, pero sobre todo, sus accionistas y dueños deberían ser considerados como traidores a la patria”, destaca el semanario.

La Arquidiócesis reprochó que los empresarios vean ese proyecto como una oportunidad de crecimiento, bajo la premisa de que “el fin justifica los medios”. Señala que no se trata de dos o tres empresas, sino 500 que “buscan obtener buenas tajadas económicas”.

Aclaró que esas compañías piensan “unirse a un proyecto que es una grave afrenta a la dignidad” del país, y participar en esa construcción sería “darse un balazo en el pie”, al referirse al proyecto del presidente Donald Trump, valorado en 21 mil millones de dólares.

La Iglesia condenó también a las autoridades mexicanas del sector económico, por no “mostrar firmeza” contra esos empresarios que terminarán por nutrir la discriminación que “a lo largo de la historia ha sometido a millones de seres humanos”.

La Iglesia, liderada por el Cardenal Norberto Rivera, pidió recordar que en nombre de la ideología, naciones y continentes quedaron divididos y “la única voz imperante” fue la de las armas, la represión y el asesinato legal “para todo aquel que se atreviera a cruzar una frontera en busca de libertad”.

Por esa razón asegura que “el muro es un monumento de intimidación y silencio, de odio xenófobo”, por lo cual, colaborar en ello representa un retroceso en los valores de la democracia y de los derechos sociales.