02 de Septiembre de 2016

Al rojo vivo se puso la sesión del Congreso General convocada en San Lázaro para recibir el IV Informe de Gobierno del presidente Peña.

Hasta la oposición que otrora firmó el Pacto por México y avaló las reformas estructurales que no acaban de cuajar, se puso muy crítica frente al gobierno, su partido y el Presidente de la República.

Rentabilidad electoral obliga.

Hubo jaloneos, manotazos, reclamos, interrupciones. El moreno Roberto Guzmán Jacobo llegó al extremo de la provocación al azotar contra el piso una especie de piñata con la figura de Enrique Peña.

Gasolinazos, Tanhuato, Nochixtlán, devaluación, corrupción, deuda publica, ausencia de crecimiento, Duartes, Borges, Medinas y, para acabarla de amolar, la invitación a Trump.

Municiones no les faltaron a los opositores del tricolor.

Los morenos de Andrés nos recordaron sus maneras de hacer política parlamentaria: gritaron, chiflaron, vociferaron, ocuparon la parte baja de la tribuna.

Desplegaron mantas que preguntaban: ¿Y la dignidad…EPN? O reclamaban: “¡Fuera Trump de México!”.

El lenguaje que ya les conocemos.

El circo en San Lázaro era apenas un destello de lo que el diputado independiente Manuel Clouthier atinadamente calificó de “encabronamiento colectivo”.

Fueron las loas del diputado del Verde Jesús Sesma al Presidente de la República, las que desataron el herradero en el salón de sesiones del Palacio Legislativo.

Llegó a calificar de “histórica” la gestión de Peña Nieto. “Hizo realidad las grandes reformas que permitieron a México enfrentar el siglo XXI en materia económica, de seguridad y educación”, dijo.

Los ataques al Presidente eran respondidos con sonoros ¡Peña! ¡Peña! que coreaban los desgañitados priistas. Hubo incluso un conato de bronca cuando Sesma terminó su intervención.

Morenos y amarillos ignoraron, una y otra vez, los llamados al respeto que reiteradamente hacía el presidente de la mesa, Javier Bolaños. Pero el diputado del PAN hablaba al aire. Nadie lo pelaba. Le faltó energía.

La que se salió del guión fue la diputada Sylvana Beltrones, hija de Manlio. Al posicionar al PRI no se metió en honduras. Evitó provocar al pleno. Defendió la Reforma Educativa e hizo múltiples alusiones a la equidad de género.

Los diputados se dijeron verdades y sus verdades. “¡Alcahuetes del gobierno!, gritó a verdes y tricolores el senador del PRD Fernando Mayans Canabal. El senador del PAN Fernando Herrera fue portavoz de la inconformidad de los empresarios frente a la tibieza del gobierno con la CNTE.

Ya al final, la serenidad volvió al recinto.

No hay la menor duda de que el saludo de mano a Trump le costó muy caro al presidente Enrique Peña Nieto, señaló ayer el periódico francés Le Monde.
Y es que la visita sorpresa de Trump a México provocó un huracán de reacciones hostiles hacia el anfitrión del candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos.

Una aplastante mayoría de mexicanos, incluidos reconocidos intelectuales, no le perdonan al Presidente de México haber invitado al hombre que hizo del insulto a los connacionales uno de sus principales ejes de campaña.

El cotidiano español El País lo sintetizó de la siguiente manera: “Donald Trump pisó la tierra que más ha insultado”.

El magnate vino por una foto que lo ayuda a parecer más presidenciable. No regresó a Estados Unidos sensibilizado frente al tema de los migrantes. Tampoco lo convenció Peña de lo inútil que resultaría construir un muro.

Mucho menos de renunciar a su idea de deportar a 11 millones de indocumentados, congelar las remesas o de ponerle en la madre al TLC.

Ni siquiera se disculpó por haber calificado a los migrantes mexicanos de “criminales y violadores”.

Horas después de su breve visita a la Ciudad de México le dio una bofetada al anfitrión que lo trajo al país. Estrechó su mano, lo metió a su casa y le dio un trato de jefe de Estado.

Ya es de todos sabido que mientras aquí declaró que en el diálogo con Peña se había abordado el tema del muro, pero no quién lo financiaría, en Arizona reiteró que México “todavía no sabe que lo pagará al 100 por ciento”.

Peña Nieto se vio obligado a desmentirlo más tarde. “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”, escribió el Presidente mexicano en su cuenta de Twitter.

Para Peña fue un fracaso la visita, para Trump, un aliviane, y para los mexicanos, un agravio.

En Durango se perfila una bronca fuerte por la deuda que el gobernador saliente del PRI, Jorge Herrera Caldera, le va a heredar a su sucesor del PAN-PRD, José Rosas Aispuro.
La tesorera del estado dice que anda en seis mil 400 millones de pesos. El gobernador la ubica en diez mil millones. Pero el exvocero presidencial de Fox, Rodolfo Elizondo Torres, la cifró en 14 mil millones de pesos.

En lo inmediato hay tres mil millones a pagar a proveedores. Herrera le deja a su sucesor una deuda de mil 200 millones que heredó de Ismael Hernández Deras.

“El Güero Rosas Aispuro es muy medido. No confronta. Herrera lo trae pegado, pero no le entrega la información que necesita”, se queja el también secretario de Turismo.

Según él, cada duranguense debe ocho mil pesos. Esta cantidad es comparable con lo que deben individualmente los habitantes de Chihuahua. “Pero hasta ahora no hay pedo”, protesta.

Elizondo asegura que cuando Rosas Aispuro llegue a Palacio de Gobierno van a llover auditorías a los funcionarios salientes, incluido el actual gobernador. “Nadie se va a escapar”, nos dijo.

El Arsenal