Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias, propone diálogo con criminales para la paz en entrevista con López-Dóriga
Entrevista de Joaquín López Dóriga al Arzobispo de Morelia, Carlos Garfías en Radio Fórmula / Foto: Captura de Pantalla

El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos revela en entrevista con López-Dóriga sus planes para establecer diálogos con criminales y unir sectores sociales para construir la paz en Michoacán

Morelia, Michoacán.- El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, ha planteado un enfoque innovador para abordar la violencia en Michoacán: capacitar a sacerdotes y agentes pastorales para dialogar con miembros del crimen organizado, con el fin de construir la paz en Michoacán.

Capacitación para el diálogo: una apuesta inédita

En entrevista con Joaquín López-Dóriga, Garfias Merlos destacó la necesidad de enfrentar la violencia estructural en México. Subrayó el reciente “Taller para el fortalecimiento de capacidades de negociación en sacerdotes y agentes”, llevado a cabo en la Universidad Pontificia de México, como un esfuerzo para equipar a la Iglesia con herramientas que faciliten el acercamiento a quienes generan violencia y promuevan la pacificación.

“Estamos tratando de entrenarlos y capacitarlos para poder tener alternativas de un modelo de diálogo que nos acerque a quienes queremos construir la paz y a quienes generan la violencia”, afirmó Garfias.

Rehabilitación y reconstrucción social

Garfias enfatizó que el diálogo no es un “narco-diálogo”, sino un camino pastoral y social:

  • Permitir que los sacerdotes ejerzan su ministerio en áreas controladas por el crimen, manteniendo acuerdos de paz.
  • Buscar la rehabilitación de delincuentes dispuestos a cambiar.
  • Priorizar el apoyo a las víctimas.
  • Crear comités municipales de paz con la participación de autoridades y sociedad civil.

Desde hace dos décadas, la Iglesia ha buscado alternativas frente a la violencia, pero ahora la urgencia y la coyuntura exigen pasar de la reflexión a la acción.

Polémica y escepticismo público

Esta postura encuentra opiniones divididas en el ámbito político. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla manifestó su escepticismo, pero Garfias subrayó que no busca obligar a nadie a sentarse a dialogar con criminales, sino abrir espacios conjuntos de discernimiento para ofrecer alternativas reales de reconciliación. El reto, explicó, es sanar el tejido social, apoyar a víctimas y rehabilitar a aquellos dispuestos a reinsertarse a la sociedad.

El taller, apoyado por la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y el Instituto para la Paz, reunió a cerca de 40 sacerdotes y 30 laicos de diversas regiones, quienes buscan definir una metodología sostenible que proteja a los agentes pastorales y a las comunidades.

El rol de la Iglesia como “puente espiritual y social” cobra relevancia ante la violencia y los asesinatos de autoridades locales, una “triste realidad” en Michoacán, según Garfias.