Foto: Cortesía

Emmanuel Macron nació el 21 de diciembre de 1977 y con 39 años de edad es el recién electo Presidente de la República Francesa, en tanto que Justin Trudeau, el actual Primer Ministro de Canadá, nació el 25 de diciembre de 1971 y fue electo cuando tenía 43 años. Ambos tienen en común su juventud y que fueron electos por representar un cambio significativo en sus respectivos sistemas políticos.

Tanto Trudeau en Canadá como Macron en Francia surgieron como propuestas diferentes a los políticos tradicionales de siempre. La renovación de los cuadros políticos es vital para que la clase política no se pudra y gangrene. Los electores canadienses en octubre de 2015 y los franceses en mayo de este 2017 votaron por opciones diferentes, por nuevos liderazgos políticos, le apostaron a la juventud, a las nuevas ideas, al cambio responsable.

En cuanto a Trudeau, político liberal logró derrotar al partido conservador mediante una campaña puerta a puerta con propuestas económicas contrarias a la austeridad fiscal y a favor de la defensa del medioambiente, la reducción de los impuestos a la clase media, la transparencia gubernamental, el multiculturalismo y de políticas de índole liberal como el matrimonio entre personas del mismos sexo, el aborto, la legalización de la marihuana y la igualdad de género; en este sentido, conformó su consejo de 30 ministros con igual número de hombres que de mujeres.

En el caso de Macron, su campaña en Francia se centró en desvincularse de la división tradicional entre los socialistas y los conservadores, con el lema “ni de izquierda ni de derecha”, así como en la reducción del desempleo, incrementar el salario mínimo, reducir los impuestos sobre los salarios y empresas, aumentar los impuestos sobre consumo y a jubilados acaudalados, y reducir el gasto público, el apoyo a las políticas públicas en favor de la Unión Europea, del medioambiente y de la transición energética, pero particularmente en reducir en una tercera parte el número de legisladores tanto del Senado como de la Asamblea Nacional y prohibir la contratación de familiares como asistentes de los legisladores.

Estamos a 295 días de las elecciones federales en México en las que se elegirá al próximo Presidente de la República. Las encuestas, sondeos y las opiniones de los expertos concuerdan que hay niveles de desaprobación y rechazo del 70 al 80% del gobierno actual y del PRI (partido en el gobierno). Ante esta realidad, el panorama político sólo vislumbra dos opciones: a) la oposición de una izquierda radical que se autodenomina la esperanza de México, y, b) la oposición responsable de un frente amplio que conjuga posiciones políticas en un momento divergentes, como el PAN y el PRD, hacia un objetivo específico, hacia un punto en común, en un punto de convergente: el bien de México.

Al respecto, dos figuras políticas se destacan, suspirantes o posibles aspirantes a las candidaturas del PRI y del PAN, que presentan cierta familiaridad con los casos descritos de Trudeau y Macron, sus nombres, José Antonio Meade Kuribreña (el simpatizante del PRI que sin ser militante activo y con un discurso de ni izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario) y Ricardo Anaya Cortés (a quien le han llamado el niño azul por su juventud, pero que pese a cualquier descalificación es el actual Presidente del PAN con todo el peso político que ello implica tanto al interior como al exterior del partido).

Por un lado, Meade (posible candidato del PRI) tiene actualmente 48 años y su principal capital político, entre otros, reside en la posibilidad de atraer los votos de un electorado de derecha que tienda al centro o que quede indeciso ante las fracturas o divisiones al interior del PAN. Asimismo, se presenta como un técnico capaz que ha sido Secretario de Estado (Hacienda, Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y nuevamente en Hacienda) en dos administraciones seguidas (tanto en la de Calderón como en la actual del presidente Peña Nieto) y que en los cargos que ha ocupado, lo ha hecho muy bien. En este caso, Meade tiene un perfil más como Macron de Francia, por su trayectoria y vinculación con la administración actual.

Por la otra parte, Anaya (posible candidato del Frente Amplio Opositor) tiene actualmente 38 años y su principal capital político, entre otros, es el haber posicionado al PAN como una opción de ganar las próximas elecciones federales, tras los 7 triunfos que obtuvo en 2016, y constituirse en la oposición al gobierno más responsable. Anaya se pareciera más al perfil de Trudeau como un político formado con principios sólidos y que tiene el carisma de “rock star” que sabe hacer click con un electorado que está cansado de lo mismo, con un grupo clase media de electores que no ve alternativas reales de cambio y un amplio grueso de nuevos electores (millennials), jóvenes que se identifican con otro joven y que no tendrían ningún inconveniente por votar por un político distinto a los de siempre.

La pregunta estamos listos cómo electores, como votantes, como una ciudadanía con mayoría de edad que pueda darle la oportunidad a un político joven, a un Macron o a un Trudeau a la mexicana. En lo personal, me gustaría mucho esa posibilidad.

Ernesto Navarro.

ernesto_unam@yahoo.com.mx