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El mes pasado, la Sala Constitucional del Supremo Tribunal de Justicia de Venezuela, controlado por el gobierno del Presidente Bolivariano, Nicolás Maduro, informó que asumía por completo las competencias de la Asamblea Nacional, dominada por unanimidad opositora, cancelando el fuero de los legisladores que apoyaban la aplicación de la Carta Democrática Interamericana a Venezuela, habrían cometido traición a la patria y perderían su inmunidad parlamentaria.

Los venezolanos pasan por un calvario de penurias, violencia y éxodo. Del mismo modo, por una crisis política, económica y humanitaria que lamentablemente está violentando sus derechos humanos; además está socavando la democracia en el país. Maduro ha venido pervirtiendo el ejercicio de la democracia y ha destruido el componente institucional del país.

El ciudadano común se debate entre el hambre y la miseria. La aplicación estricta de la Carta democrática Internacional debería desembocar en la suspensión inmediata del gobierno que encabeza Nicolás  Maduro.

Ahora bien, el gobierno de Maduro enfrenta una situación inesperada: la cúpula gobernante, la camarilla civil y militar no se siente cómoda con el heredero de Chávez y sus consejos son a más de malignos, sumamente perversos.

En la actual administración de Maduro ha permitido la multiplicación de la delincuencia; la llamada Operación de Liberación del Pueblo (OLP), ha desencadenado masacres como en Barlovento, Tumeremo, Caracas, entre otras. Por otra parte, varios venezolanos se jactan que Maduro ha hundido el país en una simbiosis de anomia con monstruosidad social. No existe el Estado, porque quienes lo “dirigen” no trabajan para los ciudadanos sino por el afán de perpetuarse en el poder, recurriendo para ello a las prácticas más perversas del dominio político y jurídico.

El presidente de Perú,  Pedro Pablo Kuczynski, junto con el secretario general de la OEA, Luis Leonardo Almagro Lemes, han jugado un papel importante en la defensa de los derechos humanos y las libertades públicas en ese país.

Lo que se vive en Venezuela no es un tema reciente ni tampoco aislado. A lo largo de los años, el chavismo ha actuado de forma permanente y deliberante para debilitar los mecanismos de control y avasallar los derechos fundamentales de cada uno de sus ciudadanos.

Tengamos bien en claro, que es muy importante increpar a las instituciones democráticas Interamericanas para que se tenga un diálogo respetuoso y fructífero. Y por último, es fundamental el ejercicio pleno de una democracia para que los problemas internos de una Nación se resuelvan de forma positiva.

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