El ingenio mexicano brilla en Puebla, donde un trabajador usó un carrito del super para ayudar a clientes durante las inundaciones.
Las fuertes lluvias que azotaron Puebla el pasado fin de semana provocaron inundaciones, deslaves y problemas viales, poniendo de manifiesto nuevamente las deficiencias en la infraestructura pluvial del estado.
En medio de este caos, una historia de ingenio y solidaridad ciudadana se viralizó rápidamente en redes sociales.
Ingenio con el carrito del super en Puebla
El video, compartido por el usuario de TikTok @yuyo.oficial, muestra cómo un “viene viene” utilizó un carrito de supermercado para trasladar a hombres y mujeres de todas las edades hacia sus vehículos, evitando que se mojaran al salir del super.

En la colonia La Paz, el estacionamiento de un supermercado se inundó parcialmente, complicando el acceso de los clientes a sus autos.
Un trabajador del lugar, conocido como ‘viene, viene’, ideó una solución simple y efectiva: empleó un carrito de supermercado para transportar a las personas y sus compras, protegiendo sus pies y calzado de los charcos.
El momento fue grabado y difundido en diversas plataformas digitales, recibiendo elogios y comentarios positivos.
Los usuarios destacaron este acto como un ejemplo del ingenio mexicano ante la adversidad.
Héroe sin capa
Algunos también subrayaron el esfuerzo físico y la empatía del trabajador, quien con recursos propios solucionó un problema que debería haber sido atendido por las autoridades municipales.
La acción del trabajador fue vista como una metáfora de lo que ocurre en múltiples lugares del país: cuando las instituciones no responden, los ciudadanos enfrentan los desafíos con creatividad, trabajo y voluntad, adaptándose al desorden urbano con lo que tienen a mano.
Además del reconocimiento a este gesto individual, el caso reavivó el debate sobre la falta de mantenimiento en drenajes, alcantarillas y sistemas de desagüe en la capital poblana, una problemática recurrente que afecta a comerciantes, peatones y automovilistas.
El trabajador no solo evitó que los clientes se mojaran, sino que también se convirtió, sin buscarlo, en un símbolo del ingenio popular mexicano, capaz de resolver con dignidad lo que debería solucionarse desde las oficinas de las instituciones.