Me gustaría hablarte de un niño muy inquieto que escribía en cualquier parte y rayaba los muros de la casa con los colores más extraños. Dibujaba carros amarillos, hombres rojos y perros negros. Su nombre era Jean-Michel Basquiat, pero firmaba sus grafitis con el pseudónimo de SAMO, que significaba (SAMe Old shit). Era todo un rebelde.

En cierta ocasión, su mamá lo llevó al museo para enseñarle lo que era el arte.

-¿Mamá por qué pintan estas personas?

-Para transmitir a los demás lo que sienten, Jean.

-Yo también pinto por eso, porque quiero expresarme.

Desde ese día, su mamá le compró cuadernos y lápices para que dibujara libremente. Sin embargo, las hojas le resultaban muy pequeñas, él prefería usar las paredes de las calles de Nueva York como lienzo; y la magia de la pintura en aerosol.

Jean Michel usaba colores llamativos para sus murales, y el negro y el blanco para pintar a las personas o pintarse él mismo, con su peinado en forma de corona.

Entonces las paredes le parecieron a Basquiat muy quietas y ocultas. Dejó el aerosol y tomó los crayones y pinceles para pintar en cuadros como veía en los museos.

Pintó rostros de muchos colores, ángeles blancos bailando, hombres asustados en la noche oscura, caras felices con grandes ojos, perros negros y de nuevo, se pintó él mismo con los brazos levantados o con sus manos pintando.

Dicen que Jean-Michel pintaba como cuando era niño, pero nunca dejó de serlo, porque todo niño es por naturaleza un artista.

Cuando dibujas expresas tus sentimientos y el arte es expresión.

Artículo escrito por Vin Santos. Si quieres leer más artículos como éste, entra a nuestra sección en contramuro o a nuestra página web.