alfonso solorzano
Foto: Cortesía

El día 13 de agosto de 1521, las tropas aztecas sucumbían ante el avance de los españoles y sus aliados indígena; Cuauhtémoc, último emperador mexica sería hecho prisionero y años después ejecutado por Hernán Cortés.

La historia oficial siempre nos ha hecho creer que la conquista de México, específicamente la de la civilización mexica fue un acto de barbarismo cometido por los “invasores” españoles, quienes sepultarían a toda una cultura por mero egoísmo material. Sin embargo la conquista de Tenochtitlan tiene mucho más elementos de fondo que solo la riqueza que dominaba el imperio azteca.

¿Por qué la historia oficial minimiza tanto la situación social por la que pasaban los pueblos vasallos del imperio azteca? ¿Por qué esta historia siempre nos hace creer que todos los indígenas fueron perjudicados completamente por la llegada de los españoles? Cada historia tiene más de un lado y definitivamente uno debe conocer varias posturas sobre un evento histórico para tener así un criterio mucho más objetivo.

En realidad en aquella época  la civilización azteca era un imperio más, al igual que el romano, el inca, el chino, el bizantino, el británico, el francés y por supuesto el español; el imperio azteca buscaba expandir su influencia política por todos los medios posibles, desde el intercambio comercial con pueblos aledaños, hasta entrar en guerras a nombre de su religión.

La mayoría de los pueblos conquistados por los aztecas tenían serios problemas, no solo debían obtener recursos para su propio sostén, debían además pagar tributo a los políticos aztecas e incluso  entregar como sacrificio a miembros de sus comunidades, de los cuales algunos eran jóvenes y niños. Todo lo anterior contribuyó a generar un odio muy grande hacia los dirigentes aztecas, odio que sería aprovechado por los españoles años después.

Debemos señalar que los aztecas eran un pueblo conquistador, hacerlos ver como meras víctimas en la historia oficial no tiene sentido, pues es muy probable que si los aztecas se hubiesen encontrado en las mismas circunstancias que los españoles, hubiesen hecho lo mismo que los ibéricos hicieron en su territorio.

La historia oficial de México debe dejar de mostrar la conquista española como un simple acto de sometimiento de una civilización “heroica” frente a un invasor “demoniaco,” y comenzar a entenderla como realmente fue, un auténtico choque entre imperialismos donde el imperialismo más astuto fue el vencedor. Y donde al final, la mayoría de los pueblos y comunidades del valle de México pasarían de ser vasallos del imperialismo azteca a ser vasallos del imperialismo español.

Para entender el presente de nuestra nación, debemos de conocer muy bien nuestro pasado; para saber el porqué de las cosas actuales, debemos comprender el porqué de los hechos históricos. Las nuevas generaciones de mexicanos y mexicanas deben ser educadas con un verdadero revisionismo histórico, en el cual se explique de la forma más objetiva las circunstancias de cada época del país para que así, estas nuevas generaciones puedan formarse un criterio mucho más objetivo y  desarrollar más y mejor la comprensión de las circunstancias actuales.


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