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Usualmente en México la corrupción se asocia con la clase política, ya sean gobernantes, burócratas, partidos políticos o algún tipo de institución pública; y efectivamente buena parte de la corrupción si procede de este sector, sin embargo no es el único tipo de corrupción e incluso podríamos atrevernos a decir que no es tampoco el más dañino para nuestra patria.

En realidad el problema que actualmente tiene México con la corrupción es mucho más complejo de lo que se cree. Pues no es una circunstancia que afecte únicamente al sector político o al sector empresarial, afecta en realidad a toda la sociedad mexicana.

Cuando se analiza el surgimiento y desarrollo de la corrupción debe observarse que esta última empieza a manifestarse desde los periodos escolares básicos, y posteriormente se desenvuelve de igual manera en la educación media y superior.

En estos casos la corrupción se manifiesta a través de la llamada “deshonestidad académica”, lo cual significa que alumnos tuvieron que recurrir a métodos ilegales para obtener las calificaciones que deseaban, esto al final de cuentas es corrupción de parte de los estudiantes, quienes en vez de mejorar en la disciplina escolar prefieren hacer trampa para obtener mejores calificaciones. Dentro de este tipo de corrupción también podemos encontrar casos en los que el maestro o instructor de los alumnos decide ser permisivo con éstos para que puedan aplicar medios ilegales y obtengan   buenas notas, particularmente este tipo de corrupción tiene su raíz en la idea de la autoridad escolar que es permisiva de que en ciertos casos “no es tan malo” que los alumnos hagan trampa sobre todo si con ello pueden generar un promedio que haga a la escuela destacar.

Otro forma de corrupción que existe en la sociedad mexicana, es la violación reiterada de las reglas que se establecen en las distintas localidades, por ejemplo estacionarse en lugares indebidos, manejar en estado de ebriedad, arrojar basura en la calle, la venta indebida de artículos diseñados para mayores de 18 años a personas que aún no cumplen esa edad, así como también la misma permisividad de las autoridades que observan todas estas violaciones y aun así no hacen algo al respecto.

Sin contar también con otros tipos de corrupción ya más conocidos, como lo son los sobornos para obtener licencias o permisos, la violación de las leyes de tránsito, así como también el plagio de proyectos e información.

Otro sector que tampoco se salva de la corrupción es el la iniciativa privada, en especial las grandes empresas, ya sea porque algunos ejecutivos a veces empleen tácticas ilegales para verse beneficiados económicamente o emplean algún tipo de influencia para obtener algún cargo que realmente no les debería corresponder, o también puede ser que empleados de alguna compañía pacten entre ellos para obtener algún beneficio a través de algún trato con los proveedores de mercancías y/o servicios, de igual manera también puede prestarse la corrupción en las organizaciones sindicales de las empresas.

Desgraciadamente las conductas de corrupción anteriormente señaladas, son circunstancias que ocurren todos los días en México y que al parecer es algo que ya forma parte de la vida cotidiana de todos los ciudadanos. Luego entonces, resulta bastante irónico que la sociedad mexicana que comete casos de corrupción a diario, se queje del mal manejo fiscal y administrativo que hacen las autoridades políticas.

Pues al final esas autoridades a las que se critica por ser corruptas, son finalmente un reflejo de la conducta diaria que ejercen los ciudadanos mexicanos.

La corrupción no podrá ser combatida de forma eficaz mientras la sociedad mexicana siga replicando conductas inapropiadas que incentiven a esa misma corrupción, mientras los integrantes de la sociedad mexicana sigan sin querer asumir que son parte importante del problema, por lo que de nada sirve denunciar las conductas corruptas de los demás mientras se insiste una y otra vez en replicar las propias

Infelizmente la corrupción que hace más daño es aquella de la que no queremos darnos cuenta, aquella corrupción que como pueblo no queremos ver.