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Por: Gerardo A. Herrera Pérez

El día de hoy, primer viernes de octubre de 2018, tuve la oportunidad de referirme a padres de familia, tanto hombres como mujeres, que asistieron a la conferencia Los derechos de los niños, niñas y adolescentes. No eran muchos padres de familia, me ha tocado en ocasiones trabajar con un cinco o máximo un diez por ciento del total de padres de familia.

La dirección de la escuela “PATRIA”, enclavada en un barrio al poniente de la ciudad de Morelia, en la colonia Jauguilla, permitió que padres y madres de familia, vi al menos cuatro parejas: papá y la mamá, escuchando el mensaje sobre Paz y convivencia social.

Me parece tan importante que los padres observen un enfoque diferente sobre la realidad social que vivimos, pero que el mismo se haga en el marco de la complejidad, porque ello nos permite abonar a una perspectiva más amplia, pero no necesariamente incomprensible, al contrario, nos permite abrevar de varias disciplinas, entre disciplinas, así como transdiciplinariamente, y con ello, estamos construyendo nuevos conocimientos que nos ayudar a una mejor comprensión de la realidad social.

Durante todos estos años, me ha tocado impulsar acciones para la transformación social; también he tenido la gran oportunidad que promover en el discurso público el concepto de paz, para trabajar en un modelo social de mayor tolerancia, respeto e inclusión social, para ello hemos propuesto acciones a las estructuras normativas, la operacionales y las de diseño de la política pública, que hoy son una realidad, expresar que se propuso sin el seguimiento de nada sirve, es pertinente cuando existe en la práctica para todos y todas.

Para Johan Galtung: la paz no es ausencia de violencia, la paz es la capacidad del género humano para resolver los problemas en equidad. Y habría que trabajar en un modelo de paz que permita ir disminuyendo la violencia física, pero también trabajar en disminuir la violencia estructural y la violencia cultural, que nos permita realmente hacer viable por parte del Estado la protección de los derechos humanos y las libertades del ser humano.

Sin embargo, nos preocupa y ocupa que los actos de violencia que se suceden, están legitimados por la población al sentir miedo y  al permitirle al Estado que intervenga a través de sus aparatos militares y de seguridad pública para resolver los conflictos que suceden derivado de muchas aristas, pero entre otros, del crimen organizado; se requiere de mayor participación ciudadana y en general de gobernanza.

Pero en esta posición dialógica que tuve con padres y madres de familia, compartí la importancia de generar los espacios para la más amplia participación social, esto es, requerimos de fortalecernos como familia, de desarrollar nuestra propia estrategia para fortalecer a los miembros de la familia, pero adicionalmente, requerimos de trabajar en un diseño de compromiso para que con ejemplos claros de los padres se formen los valores, las virtudes y los principios sobre los cuales deseamos que nuestros hijos actúen.

Hoy, se construye sobre acuerdos de convivencia, ello es bueno porque no generamos obligación sobre el comportamiento de las personas, no obstante en la formación de las y los hijos, es importante asumir la disciplina a través de reglas claras y cumplibles; no hacerlo es tanto como pensar que vivimos en condiciones de amigos de nuestros hijos y que ello nos llevará a darle viabilidad al proyecto de vida de la familia.

No obstante, los padres somos eso, padres y autoridad para orientar y dirigir bajo valores a nuestros hijos, ellos deben de saber y tener certeza de esta situación, no deben de confundirse,  de tal suerte que nuestros hijos tendrán sus amigos, amigas, en tanto que los padres serán ese respaldo que dé contundencia y viabilidad a la formación y desarrollo humano de nuestros hijos.