La reforma constitucional electoral de AMLO debería ser aprobada, pero…
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Morena y sus aliados no cuentan con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión

En Público

Por Sergio Torres Delgado

El pasado jueves 28 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su propuesta de reforma constitucional electoral, apenas once días después de que la oposición PRI-PAN-PRD-MC rechazara la reforma a la Constitución en materia eléctrica.

Lamentablemente, esta nueva iniciativa presidencial requeriría -igual que la eléctrica- una mayoría calificada en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para poder pasar. Números que no tienen Morena ni sus aliados, Verde Ecologista y Partido del Trabajo.

Sin embargo, esta reforma electoral debería ir adelante, salvo algunos aspectos cuyo debate debería profundizarse, como es la elección de consejeros y magistrados electorales a través del voto popular, a propuesta de los poderes del Estado.

De acuerdo con la propuesta, el Instituto Nacional Electoral sería sustituido por el Instituto Nacional Electoral y Consultas (INEC).

La federalización de las elecciones, que implicaría la desaparición de los Organismos Públicos Locales Electorales (Opls) y los Tribunales Electorales Locales, es necesaria, urgente. Sus funciones bien las podrían llevar a cabo el INEC y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Los Opls como el Instituto Electoral de Michoacán (IEM) solo han servido para sostener a una burocracia dorada local.

Y más urge la eliminación del financiamiento público ordinario de los partidos políticos nacionales y locales, dejando solamente el financiamiento para campañas electorales. La verdad es que los partidos solamente han hecho del erario público un botín.

Hay otros puntos que forman la médula del planteamiento de la 4T, pero estos son los de interés para esta colaboración.

Apenas se conoció esa propuesta, la oposición inmediatamente advirtió que tampoco pasará. Ahora, el líder nacional panista, Marko Cortés, lanza una contrapropuesta en la que -junto con sus aliados- apuestan a:

La segunda vuelta electoral para la presidencia de la República y eliminar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados, reglas que en su momento sirvieron a prianistas-perredista y reglas con las cuales ganó el propio AMLO, por lo que ya son inservibles para el bloque conservador.

Por cierto, la oposición se quejó del gasto que conllevó la consulta para la revocación de mandato y ahora sugiere una segunda vuelta electoral, más gasto innecesario. Pero es una apuesta política, no económica.

Ya se pasada, la oposición quiere que se regulen las conferencias mañaneras -el sello de AMLO- en tiempos electorales, además de poner sobre la mesa la nulidad electoral en casos donde participe la delincuencia organizada, que en teoría debería ser un punto de consenso, pero en política todo es posible e impredecible al mismo tiempo.

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Lo más reprobable sería que la oposición solamente presente sus propuestas sin un ánimo real de acordar una reforma que signifique un avance respecto a lo que hoy día se tiene. Es decir, que digan no a todas las proposiciones morenistas, con la intención de no llegar a absolutamente a nada.

Habrá que ver si todos los jugadores, la oposición y Morena -incluidas las rémoras oportunistas-, están dispuestos a ceder en algunos rubros para ajustar y afinar la materia electoral o nos quedamos en las mismas.

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