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Hace casi 20 años que leí con grata ilusión la obra de Anthony Giddens, “La Tercera Vía: la renovación de la socialdemocracia”, un libro en donde se expone una alternativa ideológica diferente, una propuesta que ideológicamente se encuentra entre el liberalismo y el comunismo. A palabras de su autor, un “nuevo camino”, la tercera vía es la opción distinta, en su momento, a un estancamiento ideológico entre los paradigmas dominantes de las distintas corrientes y planteamientos políticos. Este libro nos abrió, a los jóvenes de ese tiempo, una opción seria y responsable ante una izquierda sumida en las doctrinas revolucionarias de la vieja guardia y de una derecha tendiente a perpetuar las desigualdades del capitalismo aniquilador.

Hoy en México, el Frente Opositor conformado por los partidos PAN (derecha), PRD (izquierda) y Movimiento Ciudadano (centro) se convierten en una opción diferente. Una alternativa seria y real para las próximas elecciones de 2018. Celebro con grato entusiasmo que en la boleta para elegir presidente de la República exista una alternativa diferente. Esto debido a que hasta hace una semana, el frente era sólo una especulación y una suma de expectativas que parecían no llegarían a un consenso, a un acuerdo o la unidad por un fin mayor: México. El frente se veía muy lejano y con limitaciones de facto que lo hacían un buen intento, más que una realidad.

Sin entrar al terreno de las teorías conspiracionales o la política ficción que podría ser del agrado de muchos, lo que es una realidad es que el frente es el proyecto que más se acerca, desde mi muy particular opinión, a la Tercera vía de Giddens. Se trata de un proyecto político que ha sido capaz de integrar a las fuerzas políticas, tradicionalmente antagónicas en nuestro país, a los partidos de izquierda y de derecha. Y como dijeran en sus inicios, los líderes que llevaron a ello: “primero el proyecto, después el candidato”. Es decir, se privilegió ante todo la plataforma política, el fin supremo, que es darle un nuevo rumbo y hacer grande a nuestro país, antes que las cuotas o los cuates, o eso es lo que he leído en la prensa y en los medios.

Por ello, el Frente Opositor une en un mismo proyecto y suma las fuerzas de partidos que parecían antagónicos, como si fuese imposible unir el agua y el aceite. La prueba de que todo es posible y de que si se puede es esta nueva alternativa, una opción diferente para el electorado que habrá de elegir nuevos gobernantes el próximo año. Ahora bien, con ello no digo que el frente sea la opción a todos nuestros problemas o que por arte de magia sean la nueva renovación moral de la nación. Sencillamente, destaco que es una opción diferente, que la carrera a la presidencia no puede verse más como una carrera entre dos y a la que probablemente se sume algún candidato independiente, si es que logran superar el requisito de las firmas.

Pero dándole el beneficio de la duda, considero que el frente es la opción que empata más con el “nuevo camino” planteado por Giddens en los 90s. Esta propuesta tiene como principal ventaja su capacidad de adaptación y su frescura que rompe definitivamente con las formas obsoletas de hacer política a la vieja usanza que mucho nos tienen cansados, hartos e insatisfechos. Por ejemplo, ¿quién se cree eso de que el PRI tiene un candidato ciudadano, independiente a lo que representa el PRI en si mismos, cuando su destape y la liturgia a su alrededor nos remonta a los tiempos de Echeverría de los años 70s o de Salinas en los años 80s? ¿Quién se cree que el líder mesiánico de Morena que elige por encuestas que sólo él acredita como las “buenas” a los que pueden contender a alguna candidatura?

Habrá que estar atentos a las propuestas y planteamientos del frente, para analizar sí es la alternativa a seguir, si es la opción que México necesita para adaptarnos a las grandes revoluciones de nuestro tiempo. En las definiciones iremos analizando cuál será su postura ante la lucha contra la corrupción, las políticas públicas de empleo, combate a la pobreza, comercio internacional, soberanía alimentaria, seguridad nacional, género, turismo, educación, derechos humanos, entre otras, y sí el frente habrá de impulsar una serie de contrareformas a las reformas estructurales o tienen una idea diferente de las mismas y optará por la consolidación de las actuales. Vaya que son muchos temas y no falta mucho para julio de 2018.

Ernesto Navarro.

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