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Foto: Archivo

Acoso

Para ellas……

Hace algunos meses se viralizó en las redes sociales un video en el cual el conductor de un programa de televisión de corte grupero, acosaba de manera clara y reiterada a cámara abierta a su compañera, conductora también.

El acoso consistió en palabras obscenas de contenido sexual y toqueteos físicos, la víctima, manifestaba visiblemente molesta su inconformidad e incomodidad ante la penosa situación a lo que el sujeto sin dejar de molestarla, contestó cínicamente que ella se encontraba “hormonal”.

Casi a la par de que circulaba el video mediante el cual se hicieron públicos dichos hechos, la pareja de conductores grabó otro, en el cual ambos manifestaban que había sido un malentendido, ella casi se disculpaba por su actitud, en una clara falta de conciencia acerca de su condición y de los hechos de que había sido víctima y de la forma en la cual había sido expuesta públicamente y él en un tono burlón aseguraba que todo había sido en un contexto de “amistad”, se disculpaba con la empresa para la cual laboraba, la cual obviamente es Televisa, medio de comunicación experto en cosificar y mostrar el cuerpo de las mujeres como objetos sexuales; al final ambos conductores aseguraban ser tan “amigos” como siempre y que todo estaba “normal”.

Este video pone de manifiesto contextos que de manera cotidiana y reiterada viven las mujeres y las niñas en sus ámbitos privados y públicos, especialmente laborales, donde la presión por mantener su trabajo y el ingreso que constituye un soporte importante para el sostenimiento de sus familias, las lleva a guardar silencio ante este tipo de situaciones.

El acoso se exterioriza a través de conductas, a veces abiertas a veces sutiles, que van desde insinuaciones disfrazadas de sentimientos de amor, comentarios de contenido sexual, miradas lascivas, intentos de toqueteos físicos, todo ellos dirigido a poseer el cuerpo que de manera consensuada y voluntaria no se puede obtener.

Otro elemento que es fundamental en el acoso sexual, es el ejercicio del poder jerárquico, poder que tiene su origen en una posición laboral o académica superior, una posición  económica privilegiada o el simple hecho de pensar que el cuerpo de las mujeres es un objeto de apropiación, siempre disponible.

La mayor parte de las mujeres callan ante este tipo de situaciones, algunas veces por vergüenza, otras por el entendible temor de perder su trabajo y otras veces optan por sobrellevar la situación sonriendo, no mostrando su rechazo y fingiendo que todo está bien. Quedando en la impunidad la mayor parte de estos hechos pues al no haber denuncia o queja alguna, se nulifica la posibilidad del castigo.

Más preocupante resulta aún, la normalización, naturalización y tolerancia social que se tiene antes estas situaciones, pues ellas, las mujeres, son las que provocan, son las que incitan, son las permisivas y a la mera hora, no le entran.

La Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Michoacán de Ocampo, establece que: La violencia laboral y docente, se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica, consistente en un acto o una omisión, abuso de poder, que provocan y vulneran la libertad y seguridad de la víctima, impidiendo el libre desarrollo de la personalidad de las mujeres, en el proceso formal de enseñanza-aprendizaje, en especial su autoestima .

Constituye violencia laboral la negativa a contratar, respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo por la exigencia de pruebas de gravidez, imposición de requisitos sexistas en la forma de vestir, exclusión de género en ciertos cargos por edad, igualmente lo constituye la descalificación del trabajo realizado, las amenazas, la intimidación, las humillaciones, la explotación y todo tipo de discriminación por razones de género.

A su vez, el Código Penal vigente en el Estado de Michoacán castiga  esta conducta con una penalidad que va de seis meses a dos años de prisión y multa de cien a seiscientos días de salario mínimo, incrementándose hasta una tercera parte cuando exista relación jerárquica, derivada de relaciones laborales, docentes, domésticas o de cualquier otra clase que impliquen subordinación entre los sujetos activo y pasivo.

Ya en otras ocasiones he hecho hincapié sobre la importancia de que a la par de los cambios jurídicos deben de venir los cambios culturales estructurales, cambios que implican dejar de ver a las mujeres como meros cuerpos, restandoles y privándolas de su esencia humana, su dignidad y su derecho a decidir libremente sobre su cuerpo.

Las mujeres incursionaron al mercado laboral con una serie de desventajas, se han tenido que adaptar a espacios, condiciones y reglas no pensadas en ellas y aun y cuando cotidianamente aportan con su esfuerzo físico, creatividad e inventiva para hacer de este mundo un lugar mejor, lo mínimo a que deberíamos estar obligados es a respetarlas y entender que cuando una mujer dice no a una propuesta de índole amorosa o sexual, es simple y sencillamente no.