Michoacán enfrenta una crisis forense con más de 3 mil cadáveres sin identificar en fosas comunes, reflejando un desafío humanitario.
Morelia, Michoacán.- El Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales 2023 exhibe uno de los problemas más profundos y menos visibles del sistema funerario en Michoacán, es decir, la existencia de 36 panteones con fosas comunes, donde en sólo dos años fueron inhumados 3 mil 346 cadáveres, en su mayoría sin identificar.
Durante 2021 se registraron mil 506 cuerpos enterrados en fosas comunes, de los cuales apenas 8 fueron identificados, mientras que en 2022 la cifra subió a mil 840 cuerpos, con 51 identificados.
Estos números evidencian una profunda crisis de identificación humana en la entidad, relacionada con la violencia, la migración irregular y la falta de infraestructura forense.
Organizaciones civiles y colectivos de búsqueda han advertido que las fosas comunes municipales carecen de protocolos de trazabilidad e identificación, lo que dificulta la recuperación posterior de cuerpos y la entrega a familiares.
En municipios con alta incidencia de violencia, como Uruapan, Apatzingán o Zamora, los cementerios se han convertido en depósitos de víctimas no reconocidas.
El aumento de las inhumaciones en fosas comunes también refleja la saturación de los servicios forenses estatales, que han debido recurrir a los municipios para disponer los cuerpos no reclamados.
Michoacán, cuna de rituales ancestrales sobre la muerte, como la Noche de Muertos, enfrenta el desafío ético y humanitario de los entierros sin nombre.

 
			