alfonso solorzano
Foto: Cortesía

En los días recientes ha intentado arribar al territorio nacional la caravana migrante, compuesta mayoritariamente por personas procedentes de Centroamérica, en especial de Honduras, con el propósito de protestar contra las condiciones de trato inhumano que se ha venido dando en el triángulo norte de América Central, México y EUA.

Así mismo algunos miembros de esta caravana son, migrantes que procuran llegar a EUA para mejorar sus condiciones de vida, otros tantos lo hacen para exhibir las terribles condiciones que se viven los países emisores de migrantes. Sin embargo, sea cual sea la razón, esta caravana muestra claramente el problema de la migración centroamericana que lleva dándose por décadas en esta región de Latinoamérica.

La migración centroamericana se intensificó con la llegada de gobiernos dictatoriales, en su mayoría patrocinados por EUA, que en su momento buscaron aplastar cualquier grupo político que pudiera asociarse con la Unión Soviética, posteriormente la migración incrementó debido a las guerras civiles que se gestaron en la región entre los 60 y los 80, en la última década del siglo XX y primera del XXI, la migración se mantuvo constante debido a la violencia ejercida por miembros del crimen, especialmente las pandillas, así como también por la falta de oportunidades de desarrollo.

La situación más preocupante es la de Honduras, ya que a diferencia de Guatemala y El Salvador, que son los otros dos países centroamericanos que más envían migrantes, la República de Honduras, no ha tenido un proceso de profundización para avances sociales. Por ejemplo Guatemala tuvo la experiencia del gobierno de Jacobo Arbenz, mientras que la guerrilla, y posteriormente partido político, FMLN en El Salvador, logró hacer importantes cambios en la política nacional para expandir los derechos sociales.

Por lo mismo, hasta cierto punto es entendible que la situación socioeconómica de Honduras sea mucho más complicada que la del resto de los países de América Central, además, a todo lo anterior debe sumarse el hecho de que a partir del golpe de estado de 2009, la corrupción incremento así como también la violencia contra los periodistas que denunciaron los abusos que cometieron los distintos gobiernos pos-golpistas.

Todo ello, ha incentivado la migración hondureña hacia EUA, y por ende también hacia México. Por su parte EUA, bajo el comando de Donald Trump, ha estado presionando a los distintos países del triángulo norte de Centroamérica y a México para frenar la caravana migrante, indicando que si se niegan a hacer algo, Trump recortará ayudas financieras así como enviará al ejército a blindar la frontera sur.

El gobierno mexicano, respondió a la caravana de migrantes aplicando la misma retorica migratoria de Trump, el uso de la fuerza para obligar a los migrantes a volver a sus países de origen. En ambos casos, utilizar estas tácticas de amedrentamiento, represión y persecución, no solo no producirá efecto alguno en el flujo migratorio, sino que corre el riesgo de generar violaciones a Derechos Humanos por parte de estos dos gobiernos nacionales.

Por otro lado, también se entiende que pedirles a los países receptores de migrantes que flexibilicen sus políticas para permitir la entrada de residentes extranjeros no es tampoco la solución, ya que esto solo amortigua las consecuencias pero no ataca las causas de la migración.

Si realmente Trump desea combatir la migración, la mejor forma para hacerlo es exigirles a los gobiernos de América Central, especialmente al gobierno de Honduras que trabaje de manera seria para garantizar los derechos sociales elementales así como condiciones de desarrollo dignas para incentivar a que la población hondureña no tenga incentivos para desplazarse hacia otros países.

Y en el caso mexicano, resulta indignante que Peña Nieto se preste a servir como barrera para evitar la llegada de migrantes centroamericanos hacia EUA, es prácticamente incomprensible que ya habiendo perdido casi todo su capital político en las pasadas elecciones y tan solo quedándole unas cuantas semanas, el gobierno federal exhiba esta clase de conducta, ya que lo único que hace es parecer un sirviente del gobierno de Trump. Sin mencionar que el estado mexicano tampoco ha garantizado condiciones mínimas de desarrollo social para una buena parte de su población que se ve en la necesidad de migrar hacia EUA.

Sin duda alguna, el estado mexicano está mostrando una clara hipocresía, al criticar primero las posturas migratorias de Trump con respecto a los migrantes mexicanos, y sin embargo responde usando la misma retorica antinmigrante del gobierno estadounidense.

Como ya se indicó, la represión y la persecución nunca serán soluciones reales para enfrentar la migración, las oportunidades de desarrollo y la seguridad social por su parte sí lo son.