Marx Aguirre Ochoa
Foto: Marx Aguirre Ochoa Columna / Contramuro

En el mundo existe la exigencia para disponer de gobiernos eficientes y baratos, expresados en administraciones públicas con capacidades para otorgar respuestas apropiadas a las necesidades de toda la sociedad.  No es una tarea fácil considerando las características con que funcionan las organizaciones públicas ó privadas,  dónde la despersonalización y las prácticas burocráticas incluyen la rutina, la falta de iniciativa y la tan lamentable y todavía corrupción. 

Y es que si,  las burocracias llegan a tener vida propia, reglas específicas para persistir y  reproducirse, hasta llegar a convertirse, en diferentes circunstancias, en “males necesarios”.  En las sociedades de mercado, las burocracias resisten la imposibilidad de mantenerlas por parte  de gobiernos pobres.

En consecuencia, la urgente necesidad de alcanzar gobiernos eficientes y baratos, no es cuestión sencilla.  Su complejidad, incluye las estructuras de organización, el funcionamiento, la voluntad, la conciencia y la ética de los servidores públicos.  El gobierno tendría que organizarse de acuerdo con finalidades y metas, compartidas y comprometidas por todos.  La disminución del costo administrativo es una variable que no agota los propósitos de fondo de toda organización.  Sin embargo, por alguna parte debe iniciarse el proceso, como lo ha iniciado el Gobierno Federal ya hace algunos meses, en adelgazar la estructura gubernamental, lo cual no es sinónimo de eficiencia y eficiacia hacia la sociedad.

En el caso michoacano,  sigue siendo imprescindible una verdadera “reingeniería” de la administración estatal, que implique la modificación de instancias que se coordinen a las nuevas instituciones federales, para lograr la sinergía en el cumplimiento de objetivos sociales, como la lucha contra la pobreza, educación, jovenes, adultos mayores, salud, etc.  También, el fortalecimiento presupuestal  de áreas como las relacionadas con la mujer, los jóvenes y el medio ambiente

Los objetivos de esta propuesta, se refieren  a “alinear las instancias de gobierno estatales con las secretarias federales, para que las acciones se coordinen de manera real, sin egos institucionales, bajo mandos sensibles y comprometidos con el bienestar de la sociedad. Es, sin duda,  conveniente la congruencia de las administraciones estatales con el modelo nacional, sin que ello implique abandonar las características específicas de cada entidad federativa.  México es un país diverso en su naturaleza, cultura y niveles de desarrollo.  La estructura de las  instituciones públicas de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, tendrían que registrar variaciones significativas respecto del Estado de México, Querétaro o  Nuevo  León, entre otros estados.

Michoacán necesita con urgencia inversiones, empleo, ciencia y tecnología, corrección de los desequilibrios regionales, el impulso al desarrollo territorial, eliminación de las desigualdades sociales y las oportunidades, seguridad para la vida y certeza de estar construyendo una sociedad de bienestar compartido.  En síntesis, organización para la atención de necesidades con sentido de dirección de los grandes cambios.

Una reingeniería de la administración pública michoacana, es urgente y necesaria,  en la medida en que sea al inicio de un proceso con amplitud y profundidad suficientes para transformar las formas y contenidos, una reingeniería con sustento y comprendida por todas las partes. Son los momentos de empezar a hacer escuchar las propuestas que se necesitaran en la práctica política.

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Licenciada en Administración de Empresas, egresada del Instituto Tecnológico de Morelia, Maestra en Administración de Negocios por el Instituto Tecnológico de Monterrey, tiene el Doctorado en Políticas Publicas por parte del Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales, ININEE, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, así como la estancia Doctoral en la Universidad de Cornell en Nueva York, Estados Unidos