Foto: Raúl Tinoco/Contramuro

Morelia, Michoacán.- Cultura, tradición, pueblos mágicos, ciudad patrimonio cultural de la humanidad, playas y muchos atractivos más, sin duda distinguen a Michoacán como una de las entidades mexicanas que vale la pena conocer. En estas vacaciones, otra de las grandes tradiciones que puedes disfrutar son las celebraciones con motivo de la Semana Santa.

Este domingo se iniciaron las actividades de Semana Santa con el Domingo de Ramos, día en que los feligreses conmemoran la entrada de Jesús a Jerusalén. Se dio la bendición de las palmas, recordando la forma en que Jesús fue bienvenido.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Hay lugares como Uruapan, en los que puedes disfrutar aún parte de las hermosas tradiciones, como el tianguis artesanal y el festival estatal del Traje Regional. En Peribán, desde 1826 se lleva a cabo la feria del pueblo y se hace especial énfasis en la semana cultural.

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MIÉRCOLES SANTO

Foto: Archivo/Raúl Tinoco

Una de las comunidades que conserva la celebración como la inculcaron los evangelizadores españoles a los antiguos habitantes de Michoacán es Tzintzuntzan, donde se edificó la primera capilla cristiana por orden de los frailes franciscanos que arribaron a estas tierras en 1525.

El Miércoles Santo en Tzintzuntzan salen los “espías”: grupos de encapuchados ataviados con un atuendo rojo y blanco, que mientras anuncian su presencia con un característico silbato, buscan al Nazareno por todas las calles del pueblo para apresarlo.

Su recorrido concluye al día siguiente, al visitar las casas donde se encuentran los antiguos Cristos de los Barrios, para invitar a sus moradores a participar en la procesión del Viernes Santo.

Un evento similar se realiza en el pueblo de Patamban, en el municipio de Tangancícuaro, donde salen “los fariseos”, personajes disfrazados con gabanes y látigos en busca de Cristo.

En Tarímbaro, igual que en algunas otras poblaciones, el Martes Santo se escenifica la última Cena y el Miércoles a la misma hora se representa el Prendimiento de Jesús.

En Charo se realiza la tradicional Oración del Silencio, en Los Reyes inician los oficios de Semana Santa y en Huandacareo las escenificaciones aluden al Perdón de la Magdalena, la Sentencia y la Condena de Jesús.

Aunque en diferentes días de la Semana Santa, Tlalpujahua y Pátzcuaro son las únicas dos poblaciones de Michoacán en donde se llevan a cabo procesiones de Cristos. En Pátzcuaro se realiza el viernes santo y en Tlalpujahua el miércoles.

Se cuenta en Tlalpujahua que fue tal la fe de los evangelizadores en Cristo que imágenes crucificadas fueron encontradas flotando en ríos, en troncos de árboles, o en barrancas, como el Señor de Chalma, la imagen más venerada en la Nueva España desde el siglo XVI.

EL JUEVES SANTO

Foto: Archivo/Raúl Tinoco

Jueves y Viernes Santos son los dos días principales de la Semana Santa. La mayor parte de las representaciones del Via Crucis se realizan en esos días a lo largo de todo el estado, igual en la costa que en la Meseta o en las riberas de Pátzcuaro y Cuitzeo y corresponden al prendimiento, el juicio de Poncio Pilato y la negación de Pedro, en tanto que por la noche la gente suele hacer velación en las iglesias, donde es expuesto para su adoración “el Santísimo Sacramento”.

En Tzintzuntzan, antigua capital del imperio purépecha, cerca del Lago de Pátzcuaro, el jueves, al término de la liturgia se coloca al “Santísimo Sacramento” en un altar especial, donde los fieles pueden visitarlo hasta las 12 de la noche.

Mientras tanto, en el atrio se dan las escenificaciones de “la judea”, con la participación de jóvenes de la comunidad, preservando así la tradición de siglos.

En Pátzcuaro por la noche se realiza la “Visita de los siete templos”, pues según la liturgia católica, esa noche Jesús es tomado preso.

En Tarímbaro hay representaciones y el templo se adorna con naranjas y toronjas a las que se ponen banderitas de papel picado de color amarillo, además hay arreglos de macetones con trigo, panes, racimos de uva y espigas. En Zacán la gente viste de luto y por la tarde se realiza la Procesión con la imagen del Señor de la Misericordia con música fúnebre y escenificación del lavatorio.

En Huiramba se levanta un monumento con innumerables velas para el Santísimo, mientras que en Ihuatzio adornan el templo con palmas, fruta y brotes de trigo.

En la mayoría de las comunidades, al caer la tarde del jueves enmudecen las campanas de los templos y no vuelven a tocarse hasta la “Apertura de Gloria” en la celebración de la Vigilia Pascual del Sábado Santo.

EL VIERNES SANTO

Foto: Archivo/Raúl Tinoco

Durante las ya tradicionales manifestaciones religiosas del Viernes Santo en Michoacán, destaca el uso de imágenes religiosas de los siglos XVI al XVIII durante las procesiones en lugares como Tzintzuntzan, Pátzcuaro y Tlalpujahua, entre otros.

No menos relevante es la muestra de fervor que tiene lugar en Tzintzuntzan, pues quizá sea este el punto más claro de diferencia entre las manifestaciones michoacanas y las que tiene lugar en el resto del país. Por la mañana se dejan ver los personajes de Barrabás y Judas, que hacen travesuras a los visitantes, pero en el transcurso del día son los “penitentes” quienes se convierten en los personajes protagónicos por la forma en que pagan sus promesas al Santo Entierro.

Vestidos tan solo con un cendal y capucha, los fieles varones de Tzintzuntzan practican una inusual forma de penitencia que consiste en correr alrededor del pueblo con el rostro cubierto mientras se infligen diversos castigos físicos. En esta ancestral muestra de fe sobresale el uso de grilletes en los tobillos, instrumentos que les quedan tan ajustados que no les permiten apoyar toda la planta del pie en el piso, obligándolos a correr de puntas.

Además, algunos amarran lazos desde sus muñecas hasta la cadena que une los grilletes, pasándolo por sus partes nobles y otros añaden a esto una especie de fuete con clavos en las puntas para castigar sus espaldas en el trayecto. Se dice que los grilletes pertenecieron a los antiguos conquistadores ibéricos, que los utilizaron para traer y controlar esclavos en la Nueva España.

El acto concluye con la Crucifixión y Muerte de Cristo y el Sermón de las Siete Palabras. Cabe destacar que en la crucifixión se utiliza un Cristo de pasta de caña con goznes del siglo XVI, así como Dimas y Gestas, los dos ladrones, siendo el único lugar que conserva las figuras del Calvario de pasta de caña, como solía haber en las parroquias de la región en los inicios de la evangelización.

Al atardecer se lleva a cabo la Procesión del Santo Entierro, al que acompañan numerosas imágenes de personajes bíblicos y de Cristo, haciendo un recorrido por las principales calles de la población. Ya en la noche inicia la velación del Santo Entierro, con rezos y cantos, mientras que todos los fieles acuden con velas encendidas.

En Morelia destaca la Procesión del Silencio inicia a las 19:00 horas, con un recorrido que dura alrededor de tres horas, comenzando en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, recorre gran parte de la avenida Madero y culmina en el templo de Capuchinas.

Los feligreses participantes, junto con los miembros de las diversas cofradías devotas acuden encapuchados para acompañar a la Virgen de la Soledad portando velas encendidas, mientras un grupo de personas llevan tambores que hacen sonar acompasadamente durante todo el trayecto.

Por otra parte, se interpretan Saetas frente a diversos balcones elegidos como los más bellos de la Avenida Madero y otras calles.

En el viernes santo destacan también las representaciones de Charo, La Piedad, Aquila, Ucareo, Villa Morelos, Tangamandapio, Pichátaro y Panindícuaro, entre otras. En esta última localidad, durante la Procesión del Santo Entierro se llevan imágenes del siglo XVI y la Virgen de la Soledad, que se dice, es una talla española.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana