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Michoacán es un estado abundante de encantos. Uno de esos atractivos es su costa colmada de playas rústicas y naturales. En ella el hombre entra en contacto con la naturaleza. No existen grandes hoteles, ni discotecas; ni grandes marinas, ni tampoco centros comerciales. Aquí en cambio, el turista encuentra comunidades indígenas nahuas, plantaciones de los hombres que han abierto el sistema productivo de la costa, la fauna y flora silvestre sin limitación alguna, fresquísima comida salida del mar e imponentes paisajes marinos.

Características de la costa michoacana son las profundas barrancas intercaladas por donde descienden arroyos y ríos tanto temporales como permanentes, algunos de ellos han ido formando estuarios y bahías dignos de conocer.

Uno de estos lugares, Las Peñas, se ubica al finalizar la planicie Lázaro Cárdenas. Se trata de una saliente rocosa con islotes y una pequeña playa de intenso oleaje y atractiva vista marina. El paisaje está rodeado por selva baja espinosa y algunas palmeras.

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Continuando el camino y siguiendo a Punta Corralón se llega a Caleta de Campos, cuya arena es fina y oscura. Esta bahía, que se encuentra en un área de acantilado de color rojizo, se conoce como Bufadero por el ruido que hace el aire concentrado en una grieta cuando el agua retrocede liberándola de manera súbita y con fuerza explosiva.

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Hacia el norte hasta la desembocadura del río Cachán está playa Maruata, donde se forma una importante planicie aluvial que posteriormente se convierte en montañas y lomeríos de rigurosa topografía. La playa de arena blanca y fina con una exposición a los vientos del sur y del oriente tiene un fondeadero natural y donde el oleaje es de poca altura y poco agresivo. La vegetación es típicamente palmar con el fondo continental rodeado de selva mediana. Este es un sitio preferido por los turistas durante el verano y el invierno. También existe en Maruata un campamento universitario para la protección de la tortuga marina. Aquí llegan tres especies: la golfina (lepidochelys olivacea), la tortuga negra (Chelonia agasizzi)y la tortuga laúd (dermochelys imbricata). Es en este sitio donde la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo inició en el verano de 1982 sus campañas de protección de la tortuga marina.

Finalmente, uno de los esteros más importantes del estado se encuentra en San Juan de Alima, extensa planicie costera en donde se extrae la sal marina de manera todavía artesanal. Su playa pedregosa presenta fuertes vientos por lo que es sumamente atractiva para la práctica de surf y el veleo. Y los hoteles, sin lujo pero limpios y cómodos, ofrecen una comida sin par.

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No cabe duda que lo agreste e indómito de las playas michoacanas nos vuelve aventureros, nos invita a nuevas experiencias en las que podemos hablarle de tú a la naturaleza. Las hay para todos los gustos, desde las suaves y acariciadoras aguas hasta las tempestuosas olas del mar abierto. Una costa que nos permite ver la vida de una manera diferente.


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