Alcaldes y diputados locales de Morena, “cooptados por gobernadores”: Monreal
Foto: Cortesía

Desde el inicio de año advertimos de los riesgos de renunciar al uso legal de la fuerza que tiene el gobierno federal para garantizar los derechos de los mexicanos.

El mismísimo Presidente de la República ha dado su palabra de que no utilizará las Fuerzas Armadas o a la policía para reprimir a nadie. “La violencia no se combate con más violencia”, repite cada que puede.

Los resultados de esa “política de avestruz” —así la llaman— allí están. Cifras récord en homicidios. Casi seis mil asesinados en dos meses, la mayoría cometidos por el crimen organizado. Las agresiones a militares retenidos por decomisar armas, establecer retenes o perseguir delincuentes son el pan nuestro de cada día. A menudo son rehenes, utilizados como moneda de cambio en Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Guanajuato.

En La Huacana, Michoacán, vimos, hace semanas, a soldados humillados, zarandeados, aventados, por haber decomisado armas a grupos dizque de autodefensa.

El episodio se repitió en Los Reyes, Michoacán. El “pueblo bueno” agredió a los soldados con palas, garrotes, piedras, de acuerdo al video que se difundió el domingo.

Pero la postura del Presidente quedó fijada en la breve plática con un paisano que le decía que “no se dialoga con los agresores” y solicitaba la presencia del Ejército en su región: “El narco también es pueblo. Son seres humanos”. Reviró AMLO.

* En los países más democráticos del mundo la fuerza pública se utiliza cuando la situación lo amerita. Aquí se aplica el principio de “abrazos, no balazos”, y existe el compromiso del Presidente de no usar nunca la fuerza en contra del “pueblo bueno”. El ejemplo más cercano es el de Macron con los Chalecos Amarillos en Francia. Utilizó la fuerza pública cuantas veces fue necesario. El movimiento languideció poco a poco hasta casi desaparecer. No oigo a nadie acusar al presidente francés de ser un represor.

* De los riesgos de la tímida política de seguridad del gobierno federal habló, en la plenaria de legisladores del PRD, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles.

Dijo, textual: “La ruta por la que vamos es de alto riesgo. Difiero del término que se usa de que ‘vamos a pacificar el país’. Después del EZ, no hay otro grupo que le haya declarado la guerra al Estado mexicano.

“Lo que hay en México son grupos delincuenciales que gozan de impunidad y de apapacho del gobierno. Ése es un problema grave. Casi a diario hay una agresión en contra del Ejército o de la Marina, porque no se puede tocar a los delincuentes ni con el pétalo de una rosa.

“Son sometidos a maltrato y humillación de grupos delincuenciales. En la medida que esa impunidad se siga permitiendo, estamos ante un gran riesgo”.

Coincidimos al 100 con Aureoles.

* Hoy se elige el candidato del PAN a la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Hay cuatro candidatos al cargo registrados: Laura Rojas, Adriana Dávila, Jorge Luis Preciado y Xavier Azuara Zúñiga.

La ley y los acuerdos dicen que, en el año legislativo que empieza, la Presidencia de la Mesa le toca a la segunda fuerza en San Lázaro, en orden decreciente: el PAN.

Los azules resolvieron dividir el año de Presidencia en la Mesa que les toca en dos periodos de seis meses, para dar oportunidad a una mujer y a un hombre. El o la que saque más votos se sentaría en la silla del presidente el primer semestre.

Lamentablemente, hay un obstáculo que choca de frente con la ley y los acuerdos: la ambición de algunos diputados morenos fieles al toma todo. Aferrados a que tienen la mayoría en el pleno, se les ocurrió que Porfirio Muñoz Ledo podría reelegirse. Ya analizan un “atajo”, como lo llamó René Juárez, coordinador del PRI, para no ceder la Mesa al PAN. Pasar de Morena al PT los 51 diputados que le faltan para convertirse en la segunda fuerza política, nos aseguran.

Son capaces, lo hemos visto, a pesar de que Mario Delgado, su coordinador, se comprometió a cumplir con la ley y los acuerdos.