Morelia carece de un plan metropolitano y coordinación regional, la falta de visión unificada afecta el desarrollo urbano y social de la región.
Morelia, Michoacán.- La zona metropolitana de Morelia, conformada oficialmente desde 2004 junto con los municipios de Tarímbaro y Charo, sigue sin operar bajo una estrategia de desarrollo urbano articulada.
Aunque en los últimos dos años el municipio ha comenzado a actualizar su marco normativo, la falta de planeación metropolitana, de coordinación intermunicipal y de visión regional continúa como uno de los principales déficits estructurales de la capital michoacana.
En entrevista con Contramuro, el doctor Salvador García Espinosa, investigador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, advierte que el crecimiento urbano de Morelia continúa rigiéndose por inercias institucionales y operativas heredadas de hace décadas.
“No basta con actualizar reglamentos. Si las decisiones diarias de urbanización se siguen tomando al margen de los planes, entonces seguimos operando como hace 30 años”, sentenció.
García Espinosa, doctor en Geografía por la UNAM y autor del libro La revaloración de la vivienda tradicional como patrimonio e identidad en Michoacán, explicó que el problema no es solo técnico, sino político.
“Cada ayuntamiento diseña su propio pedazo de ciudad. No hay una visión de conjunto, ni liderazgo para planear el territorio metropolitano como lo que ya es: un sistema urbano funcionalmente unificado”, señaló.
Esta fragmentación ha derivado en desarrollos habitacionales desconectados del entorno, sin servicios suficientes y sin vínculo con el empleo, la infraestructura o los equipamientos necesarios.
Tarímbaro y Charo han autorizado grandes fraccionamientos que terminan dependiendo de Morelia para escuelas, hospitales, transporte y redes de agua o drenaje, lo que ha saturado la capacidad operativa del municipio central.
Aunque el Código de Desarrollo Urbano del Estado de Michoacán fue actualizado en 2015 y reconoce formalmente las zonas metropolitanas, hasta ahora no se ha concretado en la región un plan de desarrollo urbano metropolitano ni una instancia de planeación conjunta.
El gobierno del estado, que por ley debe fungir como ente coordinador, no ha asumido plenamente ese rol, y los tres municipios implicados continúan sin integrarse.
En el caso de Morelia, fue apenas en octubre de 2023 cuando el Cabildo aprobó su Reglamento Municipal de Desarrollo Urbano, y en junio del mismo año el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) avaló el Programa Municipal de Desarrollo Urbano 2022–2041.
Si bien ambos documentos representan un avance normativo, llegaron luego de décadas de operar con criterios desfasados y, hasta ahora, no han derivado en una política de planeación metropolitana efectiva.
“El problema es que la planeación y la administración del desarrollo urbano están completamente desconectadas. Una cosa es el plan, y otra lo que se autoriza cada día”, observó García Espinosa, quien ha coordinado proyectos financiados por Conacyt y dirige tesis en posgrados especializados en restauración y urbanismo.
A ello se suma, dijo, la pérdida de oportunidades de financiamiento para obras de escala regional.
La zona metropolitana de Morelia no ha logrado acceder al Fondo Metropolitano Federal, que otorga recursos para infraestructura compartida entre municipios conurbados.
“Mientras otras regiones del país ya concursan proyectos conjuntos, aquí ni siquiera hay acuerdos básicos”, lamentó.
El académico propuso que el Ayuntamiento de Morelia, por su peso institucional, convoque a Tarímbaro y Charo a instalar un Instituto Metropolitano de Planeación, figura ya contemplada en la legislación estatal.
“El IMPLAN municipal puede ser el punto de partida, pero debe escalarse a un modelo regional, con respaldo del Congreso y del Ejecutivo estatal”, sostuvo.
También llamó a homologar criterios entre municipios. “Hoy, cada quien tiene su reglamento, sus propios mínimos de terreno, sus propias densidades y condiciones para licencias.
Esa competencia normativa estimula el desorden territorial y perjudica a toda la metrópoli”, afirmó.
Para García Espinosa, pensar la ciudad sólo desde los límites de un ayuntamiento ya no es viable.
“Un municipio no puede planear solo una ciudad que ya rebasó sus fronteras políticas. Si seguimos urbanizando por separado, el costo será compartido, pero la solución nunca lo será”.