Del modelo económico a la falta de estrategias gubernamentales ante el Covid-19
Foto. Marx Aguirre Ochoa

Por : Marx Aguirre Ochoa

El 10 de mayo es celebrado en México, el  Dia  de la Madre,  cuya comprensión requiere de nuevos conceptos existentes en el mundo contemporáneo.  Todo indica que los cambios en la realidad, avanzan con mayor rapidez que los cambios en los significados conceptuales.  Es frecuente, que una misma palabra o concepto, por la fuerza de la costumbre, sea utilizada para designar realidades que ya no existen  o han cambiado tanto, en el significado como el contenido.  Es el caso, de los conceptos de familia y madre. 

El  lenguaje utilizado para designar lo que hay y lo que se hace, cambia  siguiendo las transformaciones de la propia realidad. Hablar de familia o madre exige inmediatamente señalar a qué tipo de familia se hace referencia o bien a qué tipo de madre.  Hay todavía familias distintas a la monogámica y la monogámica misma, adquiere diversas modalidades.  Inclusive es necesario mencionar hoy en día  los matrimonios homosexuales y las familias establecidas por ellos, donde el papel de la madre para los hijos procreados deja de corresponder a la condición biológica de mujer.  Es claro, en consecuencia, que la realidad cambia, como deben cambiar las concepciones.

Por esto, conviene recapitular en la realidad perceptible de la mujer en su condición de madre.  En principio, la mujer  es la reproductora de la especie, en tanto que sin ella deja de existir la continuidad de las generaciones, simplemente la vida.  Sin embargo, la reproducción de la especie se produce en condiciones y contextos que permiten el establecimiento de tipologías de “madres”, con características y problemáticas diferentes, que distinguen unas de otras, no es lo mismo, la madre indigena, la madre campesina, la madre dedicada al hogar, la madre trabajadora, la madre jefa de famlia, la madre sóla, la madre que vive con los papas, la madre violentada, la madre adolescente,  etc. Todas ellas con condiciones similares y problemáticas particulares.

En el pasado pudo hablarse del matriarcado y patriarcado y hoy, es difícil aplicar clasificaciones rígidas, teniendo en cuenta que hay núcleos jefaturados por la mujer, otros solamente por el hombre y otros por uniones entre personas del mismo sexo,  que en conjunto forman una realidad nueva que permite al ser humano  vislumbrar  posibilidades de realización plena, sin distingos, y cada vez con menos ataduras de tipo sociales y nuevas concepciones.

La realidad de la sociedad en el mundo y en sus partes, países, regiones y localidades, actúa a favor de la mujer, asignándole roles de los que no puede prescindir la agricultura, la industria, los servicios de todo tipo, el conocimiento, la creación artística y la política.  Los cambios  en la estructura y el funcionamiento de la sociedad, han ido transformando gradualmente  las formas y los comportamientos familiares, la relación de la pareja y de los padres con los hijos. Los cambios son irreversibles a pesar de las resistencias culturales. 

En el caso michoacano, las mujeres son mayoría con el 51.7 % del total de población.   77 de cada 100 hombres participa en actividades económicas, y de 100 mujeres 70 trabajan en actividad económica fuera del hogar.  En una perspectiva como ésta, sería interesante que el  10 de mayo, se  conmemore e impulse el papel de la mujer, como “Madre Jefa de Familia”, en tanto constituyen un sector numeroso de la población, que requiere de acciones inmediatas de politicas públicas especificas de atención al cuidado de los hijos, salud y empleo con perspectiva de equidad de género. 

De acuerdo con datos de la última Encuesta Nacional de los Hogares (ENH), en el país, el 49% de los hogares nucleares (conformados por familiares directos), la jefa de familia es una mujer.  En el caso de Michoacán, el porcentaje de hogares con jefatura femenina, es del 27% posicionándose en el lugar número 24 a nivel nacional, de las cuales el 33 por ciento carecen de las condiciones mínimas para cumplir con sus funciones familiares, particularmente para proveer lo necesario para la subsistencia y la educación de los hijos.  En cambio, los que puedan hacerlo, realizan trabajos domésticos, prestan servicios de lavanderas, trabajan como obreras o cuidan las parcelas de los maridos migrantes y también, se ocupan de ejercicios profesionales en el mejor de los casos.

En Michoacán, habrá que continuar como alternativa el seguir insistiendo en  los cambios en costumbres, valores, prejuicios, mentalidades,  procesos jurídicos, institucionales, de políticas públicas, para que la igualdad de géneros se practique a plenitud.  Hace falta conocer con objetividad la situación de las mujeres “mamás”, para comprender adecuadamente las circunstancias e identificar sus necesidades de apoyo, trabajo, esfuerzo, familia, solidaridad.