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Apropósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, comenzaré citando a Simone de Beauvoir con esta reflexiva frase “El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”. Dentro del ambiente político hoy en día nos encontramos en una lucha frontal de Mujeres contra Mujeres, hablamos de igualdad, pero no logramos sobrellevar el éxito de una de las nuestras, en este ambiente, es un pan de cada día las descalificaciones, la pelea constante por lograr demeritar a tus iguales.

Vivimos en un mundo donde hemos buscado durante años acabar con estigmas que han lacerado a las sociedades como el machismo, la desigualdad y la descalificación. ¿Realmente estas etiquetas son generadas por los hombres? Cuando somos las propias mujeres las que formamos hijos con una serie de cuestiones ancestrales que han marcado nuestra educación, “Las mujeres son frágiles”,” Ella no puede hacer eso porque es mujer” ideas limitantes que hemos venido cargando durante siglos .

Pero mejor hablemos de un problema sumamente serio que tiene el ámbito político en torno al papel de la mujer que ha venido desempeñando, y es que durante años se ha considerado un objeto de acompañamiento, y siempre es más cómodo para un hombre tener a su lado a una mujer que no cuestiona ni razona, que únicamente acepte como verdad absoluta la que se le impone. Lamentable que sea la propia mujer quien acepte esta posición.

Pero que decir de esas mujeres que unen fuerzas para acabar con las que consideran sus adversarias y que van por la vida buscando quitar de su paso a toda aquella persona que pueda ser un peligro para sus intereses.

Hablamos de violencia política cuando somos nosotras las que damos paso a que esta suceda, lejos de enorgullecernos de como las mujeres han ido logrando ganar un lugar dentro de este ámbito, demeritamos el trabajo, las acciones, cuestionamos situaciones, involucramos situaciones y buscamos el descredito.

Y es que la mujer por su propia naturaleza es territorial, siempre busca de alguna u otra manera sobresalir dentro del ambiente en el que esté.

Las mujeres debemos de encaminar nuestras acciones al reconocimiento, al logro y a una ayuda mutua, una verdadera solidaridad de género que este asociado con el respeto, el reconocimiento y la lealtad.

La decisión esta en cada una de nosotras si queremos seguir caminando a manera de confrontación o de manera pacífica hacia un trabajo en conjunto en el que beneficie a todas por igual.

¿Realmente buscamos el reconocimiento del papel de la mujer?