Foto: Mario Orduña

En homenaje a la mestra María Teresa Martínez Peñalosa, trabajadores y amigos montaron una ofrenda en su honor en el Museo del Estado de Michoacán.

Durante el evento presidido por la Secretaria de Cultura de Michoacán, Silvia Figueroa Zamudio; Teresa Márquez Martínez, hija de la maestra, habló de los gustos, pasiones y luchas de su madre por obtener un mundo más justo, al ser una promotora cultural y protectora del Patrimonio Cultural de Morelia.

“Era una mujer que iba mucho mas allá de eso, tenia un compromiso social, siempre sensible y amorosa con las causas de las personas”, señaló Teresa Márquez Martínez, hija de la fundadora del espacio cultural.

Foto: Mario Orduña
Foto: Mario Orduña

La homenajeada y recordada por el personal del Museo del Estado, María Teresa Martínez Peñalosa, fue una mujer moreliana que junto con un grupo de expertos pensó y diseñó el proyecto de lo que por 30 años ha sido el Museo del Estado de Michoacán.

Fue directora inicial del recinto y después de lo años volvió a serlo. Dentro del campo académico se destacó por gran historiadora, etnóloga, investigadora y escritora. Con sus investigaciones contribuyó de manera importante en el conocimiento de la historia de Michoacán y de uno de sus personajes más ilustres, el insurgente José María Morelos y Pavón, lo que en su momento le valió ser condecorada con la presea “Generalísimo Morelos”.

Fue fundadora distinguida de instancias como la Asociación de Historiadores de la Ciencia Latinoamericanos. Sección México; del Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales; de la Academia de las Bellas Artes y de la Legión de Honor; del subcomité Michoacán del Iconomos; del Patronato Pro Rescate del Centro Histórico de Morelia y de la Asociación Profesionales de Museos, entre otros.

La maestra María Teresa Martínez falleció a los 82 años de edad, la noche del 8 de enero de esta año en la ciudad de Morelia, y como lo dicta la tradición, en el Museo del Estado que por muchos años fue su casa, se le espera como a ella le gustaría, con el aroma a cempasúchil, el pan, las velas y todo lo que encierra una de las manifestaciones más genuinas del pueblo purépecha, como es la ceremonia para recibir a los fieles difuntos.


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