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Hablemos un poco de neuromarketing. Hoy se sabe que existe el “efecto manada” en el ser humano, es decir, cuando tú ves a alguien hacer algo que te llama la atención, tiendes a hacer lo mismo. Una tercera persona, que te vea a ti y a la primera persona, seguirá el mismo patrón de comportamiento. Una cuarta persona que te vea, y que observe a las demás, hará lo mismo, y así sucesivamente, hasta que un grupo de personas esté haciendo lo mismo, al mismo tiempo.

Inténtalo: un día en el cine, grita ¡fuego! y sal corriendo, y verás cómo las demás personas harán lo mismo que tú (hasta en tanto no se percaten de que es una broma de tu parte). A esto se le llama efecto manada, comportamiento gregario, o efecto cascada. Te comento algo más: así nos comportamos los seres humanos, porque de no hacer lo que la manada hace, vendría a nosotros una emoción negativa, que se produce en el cerebro, particularmente en la amígdala, que se encuentra en la parte más primitiva del cerebro.

Los medios de comunicación, tienden a provocar mucho el efecto manada, quizá sin saberlo. Notas con carga positiva o negativa, jalan la atención de cientos o miles de personas y las arrastran. El gran problema, es que en muchas ocasiones las notas tienden a ser negativas y nunca son clarificadas de acuerdo a la verdad. Un ejemplo de esto, es la noticia de los exgobernadores de México, que presumiblemente cometieron delitos, como enriquecimiento ilícito. Se les ha acusado por parte de las instituciones y los medios de comunicación han hecho trascender esas noticias. El asunto, es que de la misma información nada se sabe al poco tiempo; no se le da seguimiento por iniciativa del propio medio de comunicación y mucho menos trasciende públicamente una corrección, en caso de ser información meramente sensacionalista.

Otro grave problema, pero ahora para los políticos: no comunican nada para defender su imagen y reputación como instituciones o para defender la reputación de su militante vapuleado en la prensa. Guardan silencio, pensando que dejando pasar el tiempo y la nota, la gente lo olvidará.

El asunto, es que desconocen de las llamadas “improntas” o “anclas” en el cerebro. En los partidos políticos, no cuentan con especialistas en psicología o neuromarketing y no comprenden que la impresión negativa o positiva, cuando es repetitiva, se vuelve algo aprendido, en consecuencia, reconocido por el cerebro de los seres humanos.

Lo digo de manera más sencilla: aunque los partidos políticos dejen pasar este tipo de noticias muy negativas, la impronta (recuerdo y aprendizaje) ya está en cabeza de los ciudadanos y lejos de olvidarse, se conservará.

Pero además de conservarse, el ciudadano se dará cuenta que los partidos políticos hacen silencio para salvar su pellejo, y eso generará molestia. ¿Qué tendrían que hacer entonces los partidos políticos para afrontar la comunicación negativa que arrastra a los ciudadanos al punto de hacerlos creer todo? Entre muchas otras cosas, salir a comunicar el seguimiento de las noticias, pedir a los medios de comunicación que le den seguimiento a las noticias y hagan públicos los avances, y comprender mucho más acerca de cómo funciona el cerebro de los seres humanos que son ciudadanos y que el día de mañana saldrán a votar por uno u otro partido.

@christian_gtz

[i] El autor es Licenciado en Derecho, Maestro en Ciencia Política, candidato a Doctor en Política, Gobernabilidad y Políticas Públicas; actualmente cursa una Maestría en NeuroMarketing.