Foto. Javier Velázquez/ Contramuro

La señora Guadalupe Hernández Arreola, quién resultará lesionada durante el atentado del 15 de septiembre del 2008 señala que a 12 años de la tragedia, ella y 48 personas más, aún buscan una pensión vitalicia

Morelia, Michoacán.-Con lágrimas en los ojos, la señora Guadalupe Hernández Arreola, narra los trágicos momentos que vivió el 15 de septiembre del 2008 al momento de las detonaciones de las granadas y cómo hoy, a 12 años de la tragedia aún busca un apoyo de por vida, esto debido a que las lesiones causadas durante esa noche, la han imposibilitado para continuar trabajando.

Hernández Arreola menciona que durante el atentado, su esposo e hija, también resultaron heridos, sin embargo, ella fue quién más lastimada salió, generándole diversos daños en sus piernas, las esquirlas desprendidas de la granada que calló en la plaza Plaza Melchor Ocampo.

La señora, relata que por varios años, no se les había entregado apoyo económico para solventar los gastos médicos que requerían, los cuales en su caso particular ascienden hasta los 9 mil pesos por mes, debido a que algunos medicamentos son muy caros.

Asimismo informó que alrededor de 48 personas, buscan una pensión vitalicia por parte del gobierno estatal o federal, esto debido a que por sus lesiones, no pueden continuar laborando de manera normal, ya que algunos no pueden mantenerse en pie, otros más tuvieron que se amputados de alguna de sus extremidades.

A 12 años, la mujer menciona que salir a cualquier espacio con mucha gente o tan sólo pensar en salir, le trae a la memoria ese día fatal, donde según información proporcionada por diversos medios locales, 8 personas resultaron muertas y 130 lesionados.

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La víctima, se encuentra segura que nunca se encontrará a los verdaderos culpables de este accidente, pero pide a las autoridades correspondientes, apoyen a todas las personas que resultaron lesionadas durante el ataque, esto para aliviar un poco el dolor que sienten.

Aunque en su familia, no hubo una pérdida que lamentar, aún siente miedo y dolor, para ella todos los días son ese 15 de septiembre del 2008; sus cicatrices y los síntomas en sus piernas, le recordarán por el resto de su vida, que es una sobreviviente del atentado que cambiaría la vida de millones de mexicanos.