Orquesta de Xalapa
Foto: Javier Velázquez/ Contramuro

Morelia, Michoacán.- Palabras emotivas y piezas que hicieron vibrar a los asistentes fue lo que se vivió en el último día de actividades del Festival de Música de Morelia “Miguel Bernal Jiménez”.

Con un discurso emotivo sobre las actividades que se vivieron a lo largo de estos dieciséis días de actividades dónde la música fue la principal pieza para unir a las personas y que vivieran la música.

La Orquesta Sinfónica de Xalapa fue la última en presentarse y junto a ella el violinista Milán Pal’a lograron cautivar a aquellos asistentes que embelesados por aquella música que se desprendía de los instrumentos musicales.

“Morelia de Noche” fue la primer pieza, la que hizo recordar a los morelianos un lugar que pocas veces se recuerda, esa ciudad que hace algunos años era tranquila y se podía disfrutar.

La segunda intervención estuvo a cargo de Milan Pal’a, aquel violinista era tan diestro que su movimiento hipnotizaba a quienes fijaban su mirada en él, la música conducía a un frenesí de emociones.

Para la última pieza, la Orquesta se preparaba otra vez sola, los sonidos comenzaron inundar el teatro “José María Morelos”, aquellas paredes se llenaban de las melodías que salían de los violines, las flautas, los contrabajos y aquellas trompetas que ubicadas hasta la parte de atrás de la Orquesta, se hacen escuchar.

El final esta cerca, aquellas notas son las últimas del Festival, se puede sentir la nostalgia y la lejanía de lo que pareciera comenzó ayer.

Los esfuerzos de todos los artistas se veían reflejados en la última pieza, aunque la Orquesta de Xalapa tenía un último adiós a su estilo, para bajar el telón de esta vigésima novena edición del Festival de Música de Morelia.

Huapango (José Pablo Moncayo) originario de Veracruz, comenzó a sonar y los músicos conectaban con las personas, aquellos sones hicieron que las piernas de los asistentes se movieran bajo aquellos vestidos y trajes de gala.

Así el festival llegó a su fin, las notas dejarán de sonar y los instrumentos volverán a su estuche, los músicos retornar a sus países y ciudades, sólo esperan con ansias el siguiente año, la fiesta será grande pues treinta años se cumplían pero por hoy el telón bajó.