Las madres en escuelas de Michoacán son pilares esenciales, su contribución es vital para superar carencias y fortalecer la educación pública.
La sociedad, el sistema educativo entero y las escuelas públicas de Michoacán de Ocampo en particular no podrían funcionar sin la participación y comprometida de las madres de familia, quienes desempeñan un papel fundamental.
En un contexto de carencias estructurales, presupuestos insuficientes y desafíos sociales complejos, las madres de familia, además de las responsabilidades que asumen por amor y convicción en el seno familiar, también se convierten en pilares imprescindibles para garantizar que la educación pública cumpla su misión transformadora. No solo contribuyen, sino que hacen y son escuela viviente.
Son fieles guardianas de los derechos humanos de sus hijas e hijos, ya que hacen todo lo posible para que acudan a las escuelas en las mejores condiciones posibles, para que aprendan, participan, convivan y comprendan a profundidad que la educación es el soporte del futuro de las generaciones en formación.
A continuación, analizamos diez aspectos esenciales de su contribución al entorno educativo michoacano:
1. Son sostenedoras de la infraestructura escolar
En numerosas escuelas públicas de Michoacán, especialmente en zonas rurales y comunidades indígenas, las madres de familia se organizan para subsanar carencias básicas de infraestructura. Desde pintar aulas hasta reparar mobiliario escolar o gestionar la instalación de servicios sanitarios adecuados, estas mujeres compensan con trabajo voluntario lo que el presupuesto oficial no cubre, permitiendo que los espacios educativos sean dignos a pesar de la histórica desatención gubernamental.
2. Guardianas de la seguridad escolar
En un estado donde la violencia ha permeado diversos ámbitos sociales, las madres de familia organizan redes de vigilancia comunitaria alrededor de las escuelas. En municipios como Zinapécuaro, Apatzingán, Uruapan o Zamora, donde los índices de inseguridad son elevados y los bloqueos narco delincuenciales constantes, estas mujeres implementan estrategias a través de grupos de Whatsapp, para que los estudiantes puedan trasladarse protegidos entre sus hogares y los centros educativos.
3. Gestoras de alimentación saludable.
Frente a los altos índices de malnutrición infantil que afectan a Michoacán, particularmente en regiones marginadas, las madres de familia organizan comedores escolares comunitarios. Con recursos limitados y mucha creatividad, elaboran menús nutritivos que aprovechan productos locales, garantizando que los estudiantes reciban al menos una comida balanceada al día, condición indispensable para el aprendizaje efectivo.
4. Recaudadoras y administradoras de recursos complementarios
Ante el insuficiente financiamiento público, las madres de familia desarrollan iniciativas creativas para generar recursos: desde ventas de alimentos hasta rifas comunitarias. En municipios como Pátzcuaro, Zitácuaro o Morelia, estos fondos permiten adquirir materiales didácticos, equipos de cómputo o implementos deportivos que las partidas oficiales no contemplan, reduciendo la brecha de oportunidades educativas, que sería mucho mayor si solamente estuvieran los estudiantes esperando los recursos oficiales.
5. Mediadoras en conflictos escolares
En un contexto educativo frecuentemente tensionado por factores políticos y sindicales propios de Michoacán, las madres de familia actúan como mediadoras efectivas. Durante los prolongados paros magisteriales que han caracterizado al estado, estas mujeres han sabido mantener el diálogo entre las partes, buscando soluciones que prioricen el derecho a la educación de sus hijos por encima de las disputas institucionales y han conseguido resolver conflictos en incontables ocasiones.
6. Preservadoras del conocimiento tradicional
En las regiones purépecha, mazahua, otomí y nahua de Michoacán, las madres de familia son agentes activos en la incorporación de saberes ancestrales al currículo escolar. Al participar en proyectos educativos comunitarios, las madres de familia aseguran que las nuevas generaciones mantengan conexión con sus raíces culturales, lenguas originarias y conocimientos tradicionales, enriqueciendo el proceso educativo con una perspectiva intercultural auténtica.
7. Defensoras del derecho a la educación inclusiva
Las madres de niñas, niños y jóvenes estudiantes con discapacidad en Michoacán enfrentan un doble desafío ante la escasez de servicios educativos especializados, por lo que han emprendido acciones aisladas y colectivas para exigir la implementación efectiva de políticas de inclusión, adaptando materiales didácticos, sensibilizando a la comunidad escolar y hasta capacitándose para apoyar a docentes en la atención a la diversidad.
8. Promotoras de la continuidad educativa en crisis
Durante contingencias como la pandemia de COVID-19 o los frecuentes fenómenos meteorológicos que afectan a Michoacán, las madres de familia asumieron un papel central en la continuidad educativa. En comunidades sin acceso a internet de la costa michoacana o la Sierra del Infiernillo, crearon centros de estudio comunitarios, recolectaron materiales impresos y formaron grupos de apoyo para que sus hijos pudieran seguir aprendiendo pese a las adversidades.
9. Contrapeso al abandono escolar
Frente a los altos índices de abandono escolar en Michoacán, especialmente en zonas con presencia del crimen organizado donde jóvenes son reclutados por grupos delictivos, las madres de familia desarrollan estrategias de contención social. Sostienen la moral y el ideal educativo en sus hijos y en los estudiantes de la comunidad, por encima de los mensajes cruentos de la delincuencia organizada y la indolencia o hasta complicidad de las autoridades. También, organizan actividades extracurriculares, gestionan becas comunitarias y crean sistemas de apoyo mutuo que hacen más atractiva la permanencia en la escuela que las alternativas riesgosas.
10. Agentes de transformación del sistema educativo
A través de su participación en asociaciones de padres de familia o en los Consejos Escolares de Administración Participativa del programa La Escuela Es Nuestra, las madres michoacanas han impulsado acciones educativas de mejora continua adaptadas al contexto local. Han promovido la implementación de huertos escolares, talleres de artes y oficios regionales, y proyectos de ciencia ciudadana que conectan el aprendizaje formal con las necesidades y potencialidades específicas de sus comunidades.
En suma, la contribución de las madres de familia al sistema educativo público de Michoacán trasciende con mucho el apoyo individual a sus propios hijos; constituye un verdadero pilar de sostenimiento comunitario que suple carencias estructurales y aporta dimensiones formativas que el currículo oficial difícilmente podría incorporar.
Reconocer y valorar este aporte, que es tanto visible como invisible resulta fundamental para comprender la verdadera dinámica educativa del estado y para diseñar políticas públicas que, lejos de prescindir de esta participación, la fortalezcan y la dignifiquen como un componente esencial del derecho a la educación en Michoacán.
Desde Mexicanos Primero Michoacán reconocemos, ponderamos y honramos su existencia, a la vez que agradecemos los ingentes esfuerzos que realizan por construir una mejor sociedad. ¡Feliz Día de las Madres!
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*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C. Visita nuestro portal electrónico oficial