Foto: Cortesía

Por: Marx Aguirre Ochoa

En el diseño de las soluciones a los problemas del país, es totalmente recomendable hacer uso de las herencias intelectuales y políticas del Siervo de la Nación, del michoacano grande que fue José María Morelos y Pavón.  Haría falta echar un mirada a su historia y legado para aprender del pasado, lo hecho y lo no hecho, dadas las circunstancias podrían ameritar aprender de los grandes. El héroe no es hombre común, es el hombre que destaca, que se distingue por sus virtudes y su conducta pero sin alejarse demasiado de su mundo como para perder el piso y alejarse de la realidad. Más que un hombre y menos que un dios, puede ser la expresión mayúscula del líder convertido en héroe por su trascendencia para la historia. Está definición puede aplicarse a muy pocos, entre los que estaría incluido José María Morelos y Pavón.

Para sus circunstancias históricas, en su contexto social condicionante de pensamientos y emociones, de modelos y perspectivas, de capacidad para organizar y determinación para la lucha, Morelos fue un creador y por ello un líder, un héroe, más que un hombre y menos que un dios. En el repaso de su vida y de su entorno histórico, destaca aquello que se adecua al tiempo y lo que hizo y pensó para quedarse permanentemente. Ese revalorar a los grandes hombres, a Morelos; significa reflexionar en el proceso de la historia nacional donde los hechos se integran para crecer y construir. Sin Morelos no habría nación y, en este sentido, Morelos está vivo en la Independencia y la soberanía nacionales. En la estructuración del país libre, en la organización del poder independiente, en la forma y el contenido de cómo tenía que manejarse el nuevo país, siguen estando presentes los Sentimientos de la Nación, que son la encarnación del espíritu del héroe, como la inspiración de sus acciones como estadista y como militar.

Sabía para qué era la lucha con o sin violencia, su utilidad en la edificación de una nación y de un Estado. Ideólogo, estadista y jefe de las fuerzas insurgentes, son cualidades contenidas en una sola persona: Morelos. Los tiempos de globalización y apertura, del aprisionamiento de los hombres por el mercado, la competencia y la acumulación sin límites, sin valores ni principios mínimos.  Es la dominación del dinero y la tecnología para acumular más consumidores y trabajadores, sustentando al mundo en la desigualdad y el menosprecio de todo aquello que puede ser débil, pobre, sin dinero, sin poder.

Ante un mundo sin fronteras para los capitales, la especulación y la concentración del poder y la riqueza, como amenazas a las soberanías, independencia y maneras de ser de sociedades enteras, los mexicanos, y los michoacanos particularmente, necesitamos reafirmar la vigencia de los principios y valores de José María Morelos y Pavón.   Inalterable, esencial, actual, es aquel Sentimiento número 12, cuando expresa: ¿Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia y de tal suerte se aumente el jornal al pobre, que mejore sus costumbres alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto?. ¿Alguien podría estar en desacuerdo?, ¿por qué razones prevalecen las desigualdades y la injusticia? La Independencia y la soberanía de la nación, su vigor y capacidad de permanencia derivan de la igualdad de oportunidades y de justicia para todos los mexicanos. No existen poderes republicanos, que tampoco existen funciones de gobierno y de gobernantes sin relación con el pueblo, sin relación con la realidad.

Morelos sabía el por qué y para qué de la Independencia respecto de España. Sabía que esa Independencia era condición para hacernos a nosotros mismos como mexicanos. Hoy, cuando los medios se confunden con los fines, cuando fácilmente se pierde de vista y se deja de comprender que somos nosotros, como hombres, como mexicanos y michoacanos, lo que realmente importa, como el fin último de todas nuestras creaciones, cada quien en su sitio, en su actividad, en sus preocupaciones, como gobierno, como partidos, como empresarios y trabajadores, como actores de la democracia, habrá que repetir las preguntas básicas: ¿para qué la Independencia?, ¿para qué la soberanía?, ¿para que la democracia? Si hay dudas, habrá que pensar y repensar al Siervo de la Nación, a José María Morelos y Pavón. Habrá que recordarle a las nuevas generaciones los ideales de lucha de aquellos que hicieron y construyeron nuestro país, sin perder de vista que conocer la historia, permite entender el presente y construir el futuro.