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Morelia, Michoacán.-Con dos años y cinco meses, la pequeña Sara Traoré de Costa de Marfil ha llamado la atención de organizaciones y dependencias, tras ser rescatada de morir en el mar del Mediterráneo.

En el puerto de Catania en Intalia, arribó la embarcación que logró rescatar a varios inmigrantes que salieron de la play Libia en África en búsqueda del sueño europeo.

Sara iba acompañada de su madre y su hermano, quienes perdieron la vida, su mamá murió aplastada y él se fue al fondo del mar.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tres mil 498 civiles fallecieron a causa del conflicto afgano en 2016, mientras que en el Mediterráneo más de cinco mil, asimismo según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, en lo que va de 2017 hay muerto dos mil 397 personas al intentar ingresar a Europa.

La zona que concentran el mayor número de casos de rescates y naufragios inicia 12 millas náuticas al norte de la costa libia, a raíz del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía en 2016 con el que se cerró de facto la ruta que pasaba por Grecia y los Balcanes para llegar al norte del continente, esta es la vía clandestina más concurrida y peligrosa para intentar alcanzar Europa.

En el caso de Sara Traoré, que viajaba en una pequeña embarcación junto con su familia y otras personas, sucedió un accidente, ya que el bote se pinchó por proa y la mayoría de los viajeros se pasó a la popa. Se derramaron galones de gasolina que estaban en la barcaza, muchos de los pasajeros se levantó y otros quedaron sentados, se produjo una estampida y los que se quedaron sentados murieron.

La barcaza fue rescatada por el buque mercante de nombre Santa Lucía. Cuando los supervivientes subieron al barco, comprobaron que en el pequeño navío en el que estaban, había ocho cadáveres anegados en una mezcla de agua marina, sangre y gasolina. Los sobrevivientes se dieron cuenta de que incluso ellos mismos sufrían de quemaduras.

Fueron trasladados al Golfo Azzurro, barco de la ONG española Proactiva Open Arms, que salvó a otras tres embarcaciones sin incidentes mientras la de Sara se debatía entre la tragedia y la esperanza. En total, 494 personas subieron al buque de la ONG española, que puso rumbo a Italia.

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La pequeña Sara Traoré sufría quemaduras en la cara, en la parte superior del tórax, en una zona del cuello, en la parte superior de ambos brazos y en un trocito de pierna,dijeron los paramédicos que la atendieron.

Además, tuvo fiebre todo el viaje y solo se acurrucaba en el regazo de una mujer que decía ser su tía lejana, Fatou Koné, quien explicó que sabía que la pequeña tenía un padre que vive en Francia y que al llegar a Italia se comunicaría con él.

La mañana del 3 de agosto de 2017el barco de Proactiva atracó en el puerto siciliano de Catania. Fatou se tuvo que quedar allí. La ambulancia se llevó a Sara, que recibió tratamiento médico durante una hora y luego se fue a la casa de una nueva familia provisional en Sicilia.

“Primero se le asignará un tutor”, explica la abogada Rosa Emanuela Lo Faro, que siguió el caso a pie de puerto. “Si hay contacto con la familia, en este caso con el padre, se le tendrá que hacer una prueba de ADN. Le pueden servir también documentos, por ejemplo, fotos de él con la niña. Este proceso puede demorarse un tiempo”.

Fue el fin del día en que los europeos hablaron sobre Sara, la Cruz Roja habló sobre Sara, Proactiva habló sobre Sara, la abogada habló sobre Sara, Save the Children habló sobre Sara, el Ministerio de Sanidad habló sobre Sara, los agentes de inmigración hablaron sobre Sara.