Sin Dios nada somos aunque nos creamos perfectos
Foto: Raúl Tinoco/ Contramuro

Morelia, Michoacán.- Una oración por todos aquellos que viven las más “oscuras” etapas de su vida, por la Iglesia, por Morelia, Michoacán, México y el mundo, es la que hizo el arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia, Carlos Garfias Merlos, al dar el pésame a la Virgen de Dolores, frente a la Catedral del Divino Salvador en el trayecto conocido como “Vía Mátrix”.

Visiblemente conmovido, Garfias Merlos con la voz entrecortada pidió a la Virgen que muestre a la grey católica cómo “enjugar” el llanto de una Iglesia que dijo, a sido apesadumbrada por los propios ministros que la componen, aunque no hizo referencia a ello, fue un mensaje claro para todos aquellos sacerdotes pederastas, los que abusan de los fieles católicos y los que se aprovechan de su envestidura para sacar algún tipo de provecho.

El sacerdote de pie frente a la imagen de la Dolorosa, también oró por las familias dividas, por los jóvenes decepcionados, por los que dijo, están heridos por la droga, el alcoholismo, la pobreza, la soledad, la migración… por las víctimas de la violencia y la inseguridad. Por todos los niños que fueron engendrados y “a quienes el egoísmo y las leyes injustas no han permitido nacer y los han condenado a la más miserable de las muertes, sin defensa y sin justicia alguna”.

“Llénanos de caridad, que enjuguemos no solo tu llanto sino también el llanto de la humanidad herida, el llanto de las victimas de la violencia y la delincuencia, el llanto de los que sufren la consecuencia de los secuestros y la corrupción, el llanto de los más damnificados por la crisis económica, el de tantas mujeres viudas y de tantas como tú que lloran al hijo perdido, alejado y desaparecido, el de las mujeres maltratadas, el de las mujeres explotadas laboral o sexualmente”, rezó el clérigo.

Ahí, dedicó algunas palabras para los gobernantes y la población que dijo tienen “inciertas e inquietantes horas. Que enjuguemos el llanto de nuestra patria y nuestro mundo que tantas veces aún sin quererlo nos sabemos a la deriva. Virgen santísima, madre de los dolores, señora nuestra de la soledad, vuelve nuestra mirada a nuestra historia de fe, ayúdanos a ser fieles a ella, somos los que somos gracia a nuestra herencia cristiana”.

Para concluir, Carlos Garfias oró por todos aquellos católicos que se avergüenzan de serlo, por el “falso catolicismo” el de intereses y reiteró su oración por los “espectros” de la secularización y la comodidad amenazante en el mismo seno de la Iglesia católica, por parte de sus ministros y consagrados. “Sin Dios nada somos y nada podemos aunque nos creamos vanamente perfectos”.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana