Hector Tenorio

Donald Trump logró que amplios sectores de abstencionistas se unieran a su campaña y ahora se perfila con grandes posibilidades a la presidencia de los Estados Unidos, (a pesar de la oposición de algunos líderes republicanos). Los analistas consideran que el voto de los migrantes será decisivo para que esto suceda, el candidato republicano lo sabe y ha empezado a enviar mensajes conciliatorios a la comunidad mexicana que curiosamente suele ausentarse de las urnas. Los connacionales rechazaron la repentina buena voluntad del magnate. Han empezado a crear un nuevo discurso naciolista que podría desconcertar a los mexicanos que radican en el territorio nacional, su contenido se ha elaborado a partir de necesidades económicas particulares y bajo otros paradigmas que se relacionan con una historia más reciente. El grito de guerra de los mexicanos que están allá se resume en el “Make America México Again” (hagamos América México de nuevo). Es el inicio de la resistencia y el símbolo es nuestra bandera, esto obligará a la próxima administración de la Casa Blanca a negociar.

Desde hace décadas nuestra nación se convirtió en un protectorado de los estadunidenses. Las autoridades mexicanas han quedado rebasadas. Centran sus miedos en la amenaza de Trump, de decomisar las remesas de los mexicanos para construir un muro fronterizo. Sin este dinero podría agudizarse la recesión, a esto debe sumarse que los gobernantes mexicanos prefirieron atesorar el dinero que nos han prestado los Estados Unidos, en vez de invertirlo para reactivar el campo, la industria, entre otros rubros. Obligando por diferentes motivos a ciertos sectores de la sociedad mexicana a emigrar buscando el sueño americano, que hoy muestra su lado oscuro: El racismo.

En teoría, la oposición debería aprovechar la situación que se ha generado, pero la derecha mexicana teme que Trump, estropee las buenas relaciones que se ha creado a base de destruir la identidad nacional y la izquierda llama a no quedarse callados. Están haciendo un papel lamentable.

La falta de ideas de los políticos mexicanos será suplantada por otros actores. Coincido con el economista Javier Bonilla, quien plantea que en los Estados fronterizos casi todo edificio construido, tubería puesta, jardín arreglado, cosecha pizcada, camino pavimentado, plato lavado y cuarto de hotel, recayó en manos mexicanas mayormente ilegales y son los empresarios americanos quienes los contratan. Vaya, a través de contratistas hasta los gobiernos locales contratan a ilegales por los miles.

El académico Bonilla, profundiza al respecto: “A Trump alguien debería salirle al paso con la pregunta: “¿Por qué olvida usted tan convenientemente que  los empresarios norteamericanos son los que hacen las contrataciones?” De acuerdo con la lógica de Trump, seguramente Eliot Spitzer, debería regresar a su oficina en Nueva York, ya que todo fue culpa de la prostituta que se dejó contratar y llevar a la alcoba. ¿Cómo es que los mexicanos no hemos subrayado esta inconsistencia?”

Bonilla, habla en otro fragmento de su artículo de una segunda gran mentira del republicano: “¿Qué acaso se están escondiendo los ilegales? No, ¡nadie los está queriendo sacar! Consideremos esto: en lugares conocidos en casi toda ciudad (como en estacionamientos del Home Depot), mexicanos indocumentados se reúnen por decenas de millares para ser contratados por día por contratistas americanos a lo largo de todos los Estados Unidos. ¿Acaso Trump, puede alegar que todos sabemos de esto menos las autoridades migratorias?”

Estos nuevos cuestionamientos nos hacen suponer que estamos frente al surgimiento de una realidad que no hará reflexionar sobre el significado de ser mexicanos.