Millones en México enfrentan el trastorno bipolar, un desafío para la salud pública.
En México, se calcula que alrededor de tres millones de individuos sufren de trastorno bipolar, una condición psiquiátrica que desequilibra neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, esenciales para la regulación emocional.
Este 30 de marzo, en el Día Mundial del Trastorno Bipolar, se busca dar a conocer esta condición y promover su diagnóstico, ya que la mitad de los afectados aún no han sido diagnosticados, según expertos del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”.
La carencia de dopamina y serotonina conduce a una disfunción en las áreas cerebrales frontales, impidiendo el control adecuado de las emociones y el humor, lo que resulta en alternancia entre episodios depresivos y de manía.
Manifestaciones
Durante la depresión, los individuos pueden experimentar tristeza constante, falta de interés, fatiga, problemas de concentración, baja autoestima, ideas de culpa, trastornos del sueño y apetito, e incluso pensamientos suicidas.
Por otro lado, la manía se manifiesta con:
- humor exaltado o irritable
- menor necesidad de descanso
- hiperactividad
- problemas de concentración
- pensamiento acelerado
- incremento de energía
- delirios
- desorganización en el pensamiento y comportamiento.
Estos episodios pueden ser prolongados, afectando seriamente la calidad de vida del paciente.
Día Mundial del Trastorno Bipolar
El Día Mundial del Trastorno Bipolar tiene como fin sensibilizar sobre la enfermedad y combatir el estigma que impide a muchos buscar ayuda médica a tiempo.
El trastorno bipolar suele ser más común en jóvenes entre 18 y 35 años, pero también puede presentarse en adultos mayores.
La genética juega un rol fundamental en su desarrollo, con un alto riesgo para descendientes de personas con esta condición, aunque factores externos como el abuso de estimulantes también pueden influir.
Una vez diagnosticado, el tratamiento integral incluye medicamentos estabilizadores del humor y apoyo psicosocial, como psicoterapia y terapia familiar, esenciales para la recuperación.
A pesar de su naturaleza fluctuante, con el tratamiento y seguimiento médico adecuados, los pacientes pueden mejorar significativamente.