Un espectáculo natural a una hora de Toluca
Foto: cortesía

En otoño e invierno, ocurre un espectáculo natural a una hora de Toluca, en zonas montañosas de tierras michoacanas

Michoacán.- A una hora en automóvil de la ciudad de Toluca de Lerdo, recorriendo una distancia aproximada de 65 kilómetros, anualmente en otoño e invierno ocurre un espectáculo natural con escenario en tierras michoacanas, ¿lo has apreciado?

La ruta terrestre para viajar desde la capital del Estado de México hacia este destino de ecoturismo en el oriente de Michoacán, sobre los límites entre ambas entidades federativas, discurre a través de la carretera federal Toluca-Morelia y la autopista de peaje México A-7D.

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En la víspera del cuarto y último trimestre del año, el instinto de supervivencia impulsa a millones de mariposas monarca a abandonar su hábitat durante la helada temporada invernal, en el norte de Estados Unidos y el sur de Canadá, para refugiarse, hibernar y aparearse en territorio mexicano, luego de un extenso recorrido de casi cinco mil kilómetros que emprenden en la estación otoñal.

La Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, que desde el 10 de noviembre del 2000 es reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Bien del Patrimonio Mundial Natural, es una región montañosa y extensamente forrada de oyameles, pinos, encinos y cedros.

Se ubica en los municipios michoacanos de Contepec, Senguio, Angangueo, Ocampo, Zitácuaro y Áporo, extendiéndose a Temascalcingo, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende, en suelo mexiquense.

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Los paradores turísticos abiertos al público en Michoacán, de noviembre a marzo, son los de El Rosario (Ocampo), la Sierra Chincua (Angangueo) y Senguio (en la jurisdicción municipal del mismo nombre). Todos cuentan con servicio de sanitarios, venta de comida típica y antojitos regionales, artesanías, recorridos a pie, en caballo y bicicleta, además de deportes extremos como tirolesa.

Si visitas el País de la Monarca, en todo momento acata las normas de cada santuario, al igual que las recomendaciones de guías y ejidatarios, tales como guardar silencio, no dejar basura, utilizar ropa abrigadora y calzado cómodo, y abstenerte de sustraer insectos vivos o muertos, porque está prohibido.