Foto: Jessica Meraz/Contramuro

Morelia, Michoacán.- Sombrillas, sillas, botellas de agua y comida, componían entre la luz calidad del medio día, el verdadero espectáculo.

Un fanatismo casi tangible merecedor de admiración, resaltaba a las miles de personas que se dieron cita en la espera de su ídolo, Marc Anthony.

El verdadero espectáculo, si, por que la conjugación de sonrisas asomado en el cansancio físico no es demeritable sino admirable.

Foto: Jessica Meraz/Contramuro

“Vengo con mi familia, mis niñas y su esposo. Si, estamos aquí por qué nos encanta Marc, llegamos desde temprano aquí a ganar lugar pues para poder verlo”, declaró una de las personas que componían la parte frontal del público.

El atardecer dio paso a la llegada de la noche. Una luna con un brillo deslumbrante se alimentaria de la luz propia que emanarían las personas. Los minutos se convirtieron en horas y pareciera que cada segundo que componía la espera del concierto, era alimento suficiente para las ansias del anhelo.

“La verdad mira, uno viene aquí por qué de verdad pues le gusta su música a uno pues. Y vengo con la familia también, aquí ya todos nos conocemos porque llegamos desde temprano.”, nos compartió un padre de familia con sus hijas sentadas en una manta tendida en el suelo bajo una sombrilla.

El reloj marcaba las 9 de la noche; inicio exacto del concierto. Una ola masiva de euforia pronunciada en gritos acompañarían las próximas dos horas de concierto.

Hasta agotarse la voz, hasta cansarse los pies y hasta proclamar verbalmente su amor por el cantante, la espera llegaría a su fin. Tras proclamar cada letra de cada canción y agotar por completo el repertorio de pasos de baile, la gente que compuso el público esta noche brindaron el verdadero espectáculo.